–¿Qué tiene que ver Karl Marx con la Revolución del 22/23?
–Él, personalmente, nada, estaba bien muerto, pero su dicho sobre la repetición de la historia, como tragedia y luego como comedia, mucho. La Revolución de 1922/23 es el segundo acto de la catástrofe de 1911/12 cuando el brillante presidente civil Manuel Gondra fue incapaz de poner en vereda al coronelito Albino Jara y este, sin respetar el voto popular, lo destituyó a 54 días de haber iniciado Gondra su período de cuatro años.
–¿Y cómo se da esa repetición histórica?
–Diez años más tarde, Gondra es vuelto a ser electo por aplastante mayoría y en 14 meses es vuelto a ser derrocado por otro coronelito, Chirife, al que no supo ni pudo controlar.
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–¿Se repitió la historia?
– En Paraguay la historia se repitió y casi con la misma gente. Los jaristas del 11, un poco más veteranos, fueron los chirifistas del 22.
–Pero en las Memorias de Arturo Bray, Chirife aparece mucho mejor persona que Albino Jara.
–Cierto, pero el coronel Chirife se dejó manipular por el último caudillo decimonónico, Eduardo Schaerer, que tenía ambición, dinero y manejaba el Partido Radical. Le convenció a Chirife de que, en contra de la Constitución de 1870, podía llegar a presidente y seguir en actividad. Schaerer quería un monigote en la presidencia hasta 1924, año en que, constitucionalmente, él podía volver a presentarse a elecciones, pasados dos períodos completos de la fecha en que entregó el poder.
–Todo parecía sonreírle a Schaerer: Gondra renunció sorpresivamente y lo mismo hizo el vicepresidente Félix Paiva, además el presidente provisional, Eusebio Ayala, era schaererista.
–Exacto a primera vista, pero Eusebio Ayala era antes que nada un estadista y no se iba a dejar manipular. Cuando vislumbró que la rebelión de Chirife era con miras mezquinas y personalistas, se puso duro y preparó la defensa aunque todo parecía perdido.
–¿Por qué?
–El Ejército se había sublevado en Paraguarí, Villarrica, Encarnación y Concepción. Asunción estaba inerme, desguarnecida. Los rebeldes tenían mayoría en el Congreso y se apropiaron del ferrocarril a partir de Luque.
–¿Y el Gobierno con qué contaba?
–Con casi nada, unos cuantos jefes destacados y la Escuela Militar donde había niños cadetes, como Amancio Pampliega, que tenía 15 años de edad. El Partido Radical, curiosamente, mentando a Gondra, atrajo voluntarios y luego se sumaron los combativos miembros del sindicato de la Liga de Obreros Marítimos y para la primera semana de junio se las arreglaron para defender mal que mal la hoy avenida Artigas y Pettirossi (hoy Eusebio Ayala). No había muchas esperanzas.
–¿Y los alzados?
–Del otro lado había soldados fogueados y oficiales con mando de tropa dispuestos a tomar Asunción ese junio de 1922.
