El pensamiento de Aristóteles (1ª parte)

Si tomamos fotografía de un paisaje, esta nos muestra un instante que se mantiene por mucho tiempo, mientras que en el mismo sitio, la luz ha ido tomando tonos diferentes y las nubes cambiaron continuamente de formas.

Este artículo tiene 16 años de antigüedad
Define Aristóteles la realidad como algo que vemos y escuchamos, algo que gusta, huele y nos toca, y señala que esa es la labor del filósofo y el científico, quienes deben explicar aquello que a primera vista se presenta como inmanejable para la razón humana que trabaja con conceptos fijos. De este modo Aristóteles llega a dos conceptos nuevos que se relacionan entre sí, que constituyen los pilares de su filosofía, que son el concepto de forma que no cambia, y el de la potencia.AQUELLO QUE TIENDE A SER
Aristóteles sienta las bases de lo que los nominalistas defenderían en el Medioevo, que solo existe lo individual, lo concreto, como "este" hombre, Sócrates, como "este" caballo, o aquel otro caballo, un determinado gato, este cántaro, o este vaso, este árbol, o concretamente este cuchillo.
Se trata de que los seres son existentes individuales distintos entre sí, todos cambiando sin cesar. Aquí late la idea de Heráclito. Pero Aristóteles presenta su teoría del conocimiento, diciendo que es la mente humana la que descubre las notas y formas de ser comunes en los distintos individuos, así como las que faltan en unos y otros, lo que le permite agruparlos y clasificarlos.
Puntualiza que entre las notas, signos, características y connotaciones de cada hombre, la mente halla puntos comunes, que le dan justamente esa calidad de hombre y lo clasifica como tal.
Lo mismo ocurre, dice, cuando observa a los demás animales. Cuando ve cuadrúpedos que relinchan, tienen cascos y crines, entre otras características, la mente determina que se trata de caballos, y lo mismo con las plantas y los objetos. Estas formas que existen en la realidad, aunque solo lo hagan combinadas con otras cosas, son permanentes, no cambian.

LO SUBSTANCIAL Y LO ACCIDENTAL
A la forma permanente, Aristóteles la llama substancia, lo básico, lo que está por debajo. Los demás componentes, si bien reales, no son básicos.
Habremos de imaginar, por ejemplo, un caballo negro. El caballo es substancia, existe en sí mismo; su color en cambio, solo existe en el caballo, si bien tiene existencia real, esta no es básica, pues necesita de una substancia básica para existir, ya sea un objeto, animal o planta.
Del mismo modo describe Aristóteles que el frío y el calor tampoco existen en sí mismos. Solo existen digamos, en una piedra, que puede estar caliente o fría, sin que su substancia cambie. Lo frío o caliente, así como los colores, no son básicos, sino solo accidentes.
­­Para Aristóteles, todo tiene un propósito, por ello expone su segundo concepto original, el de la potencia, que se manifiesta en la forma. Si estudiamos la forma del ojo, descubrimos que su función es la de ver. Es cierto que los ojos de algunos animales no ven al nacer, pero sabemos que estos tienen la capacidad de llegar a ver, aunque no han recibido aún los elementos accidentales que le permitirán hacerlo, pues su substancia todavía no está definida, es decir, no ha alcanzado su plenitud. No obstante, está avanzando conforme a su natural y propia dinámica, hasta llegar, y cuando lo haya logrado, será acto.
Enlace copiado