1 de julio de 2025
Si buscamos sus orígenes profundos, posiblemente nos encontremos con celebraciones populares traídas por los españoles en tiempos de la colonia. En Paraguay, fueron adoptadas rápidamente por el pueblo, agregándoles el aderezo de la picardía guaraní, el infaltable fuego y la costumbre de “hallarnos”, que no necesita de excusas. Se celebra el 24 de junio en honor a San Juan Bautista, y marca más que un santoral: es una reafirmación de nuestras raíces, una fiesta cultural que huele a mbeju y suena a bandita.
Desde antes de la caída de la dictadura stronista, la dirigencia del Partido Colorado viene haciendo la misma jugada: Dos bandos internos se enfrentan gua’u (supuestamente), se acusan de todo y, una vez que ganan las elecciones, se reparten espacios de poder, dando también algunas migajas a representantes de la oposición.
En la segunda quincena de marzo último se había informado sobre la firma del convenio entre la municipalidad de Concepción y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), para la construcción de la defensa costera de la ciudad que incluye una avenida costanera. En tanto que la semana pasada la Junta Municipal de Concepción, en una sesión extraordinaria, aprobó la edificación.
Santiago Peña, en su informe a Horacio Cartes, aseguró un “futuro prometedor de más años de coloradismo en el poder”. Es decir, el pueblo seguirá sufriendo un “sistema” de salud con niños muertos por desnutrición; una educación surtidora de semianalfabetos; soportando el asalto incesante a las arcas públicas con impunidad “legalizada” para los ladrones. Es lo que hay con el “coloradismo eterno con Stroessner”, que persiste y persistirá, por lo visto.