La explicación que ha estado dando el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) sobre la asombrosa suspensión de la licitación para la compra de máquinas de votación esenciales para nuestro sistema de listas cerradas desbloqueadas es completamente increíble e insatisfactoria.
El sucesor de Nenecho Rodríguez como intendente de Asunción, sea el que sea, se va a encontrar con la misma trampa que terminó engullendo al hasta hace dos días jefe del Poder Ejecutivo capitalino: Una burocracia parasitaria y elefantiásica que se lleva más del cien por ciento de los ingresos tributarios obligando a la ciudad a endeudarse hasta para hacer veredas.
Los gremios en que se asocian los prebendarios de toda la República siguen presentando acciones de inconstitucionalidad contra la nueva ley de la Función Pública con argumentos que van desde el supuesto menoscabo a la autonomía municipal hasta la también supuesta lesión a “derechos adquiridos”.
Es ahora nomás, ahora que la dictadura autodenominada “Unión Europea” ordenó a sus despreciables cipayos ensobrados en nuestro país y en el mundo “normalizar” la censura, la proscripción y la prisión por causas políticas, que ya no se denomina “dictadura” a un régimen que censura, proscribe y apresa a sus ciudadanos.
En realidad, el título debió ser “Transporte público del área metropolitana de Asunción” pero no da el espacio: Uno de los mayores negocios prebendarios de nuestra República que se hace con la excusa de ayudar a los pobres pero con la intención de enriquecer a los ricos.
Este tema del salario mínimo debe ser una de las mayores mentiras entre las muchas que sufre nuestro país y, sin embargo, cada año se repite la comedia de su ajuste y se refritan los titulares sobre lo bueno que es este ajuste sin que aparezca por ningún lado un dejo siquiera de honestidad intelectual.