Con esta fiesta del Bautismo del Señor encerramos el tiempo de Navidad, y empezamos el “Tiempo durante el año”. El Bautismo de Jesús es también una “epifanía”, una manifestación de Cristo, ya que la voz del Padre del cielo afirmó: “Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”. Recordemos que el bautismo de Juan Bautista era solamente un rito exterior, solamente una invitación para cambiar de vida, a dejar de ser materialista y aprender a compartir más. Tenía su valor en cuanto disponía internamente para recibir el bautismo del Mesías, que es Cristo.
Tanto la primera lectura como el Evangelio muestran dos mujeres con varias semejanzas: las dos son viudas, son pobres y son generosas. Es más, las dos pasan por un aprieto económico. Sin embargo, presentan una notable talla moral y ambas están fuera del mundo fashion: prefieren ser grandes a los ojos de Dios.