La manifestación de jóvenes de la Generación Z, prevista para hoy, puso más nervioso de la cuenta a varios referentes del oficialismo que demostraron, una vez más, que les gusta mucho ponderar la democracia siempre que nadie exija practicarla efectivamente.
El increíble caso del senador colorado cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado con el cual ejerció altos cargos en forma indebida, es uno de los escándalos más notorios en este gobierno. El hecho que el mismo presidente de la República, Santiago Peña, lo defienda y apañe públicamente no hace sino amplificarlo.
La mayoría cartista en la Cámara de Diputados está a un paso de concretar la destitución del intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto (Yo Creo), cuya administración fue intervenida tras un sugestivo e inédito pedido de la Contraloría General de la República.
Probablemente el acuerdo entre Santiago Peña, por un lado, y Horacio Cartes y su equipo, por el otro, tras ganar las elecciones, fue claro: el novel neocolorado les habrá dicho: “Ok, ustedes gobiernen, hagan lo que deban hacer, y yo me dedico a hacer dinero, mucho dinero, negocios con el Estado, privilegios para parientes y empresarios amigos. De paso, viajo por el mundo recibiendo el trato del Presidente que voy a ser”.
Probablemente el acuerdo entre Santiago Peña por un lado y Horacio Cartes y su equipo por el otro, tras ganar las elecciones, fue claro: el novel neocolorado les habrá dicho: “ok, ustedes gobiernen, hagan lo que deban hacer, y yo me dedico a hacer dinero, mucho dinero, negocios con el Estado, privilegios para parientes y empresarios amigos. De paso, viajo por el mundo recibiendo el trato del presidente que voy a ser”.