
El sábado 25 de octubre de este año, la Asesoría de Comunicación - División Prensa de Itaipú (lado paraguayo), recordaba al país que 41 años atrás, los dictadores militares Alfredo Stroessner y João Figueiredo, acompañados por el aún director general adjunto Ing. Enzo Debernardi y el aún director general, el general José Cavalcanti, inauguraban oficialmente la central hidroeléctrica Itaipú.

La central binacional Itaipú cumplió ayer 41 años, período en el que ya generó 3.108.700 GWh. Sin embargo, ni ni la edad de la usina, ni la cantidad que produjo, son los datos más asombrosos, si lo es dato que Paraguay, propietario por partes iguales con Brasil, haya podido aprovechar de esa producción apenas el 10% y Brasil el 90%.

En los tres primeros meses de este año, la ANDE retiró menos energía de Itaipú que en el mismo lapso de 2024. No explican las razones. No obstante, si observamos la conducta de la estatal en su relación con Yacyretá, comprobaremos que simultáneamente hay una mayor utilización local de su energía. ¿A quienes benefician estos cambios, a la EBY, a Itaipú o al país?

Si graficamos la tasa paraguaya de aprovechamiento de la energía de la central hidroeléctrica paraguayo-argentina de Yacyretá, el título adecuado sería “el gráfico de las oscilaciones” o, mejor aún, “el gráfico del derroche paraguayo de la energía de Yacyretá”.


“Itaipú remesó casi US$ 1.100 millones al Estado paraguayo en los últimos dos años por Anexo C”, publicaban las oficinas locales de Itaipú el miércoles 10 de este mes, información con la que modificaba su estilo de comunicar a la población la información concerniente a los beneficios que recibe el país, en dólares, mensualmente, de y a través de Itaipú.

Medio siglo después de la firma y puesta en vigencia del Tratado de Itaipú (26 de abril y 13 de agosto de 1973), pareciera que la indiferencia, la subestimación y el oportunismo cortoplacista de nuestros gobiernos de turno van difuminando los históricos reclamos paraguayos al Brasil en Itaipú.



