En un comunicado, el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) destaca este miércoles que el estudio ha identificado los 10 genes de las toxinas que conforman el núcleo del veneno de la serpiente, con potencial para aplicaciones médicas, y un “nuevo gen codificador de toxinas” oculto en su genoma.

En concreto, el IBE ha desvelado el 99,44 % del genoma de la víbora cornuda de Arabia, que se suma a los cuatro de serpientes venenosas que el centro ha producido desde 2024.
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Nuevos antídotos
El primer autor del estudio, Gabriel Mochales, subraya la importancia de conocer los genes de las toxinas, para poder desarrollar nuevos antídotos, y el gen que estaba latente, que actúa como “depósito evolutivo de moléculas bioactivas con un potencial sin explotar” en el ámbito farmacéutico.

El comunicado añade que este gen muestra una evolución independiente del veneno respecto al resto de las víboras.
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Gracias al genoma desvelado por el IBE, también se han conocido nuevos detalles sobre la historia de la víbora cornuda de Arabia, como su adaptación a la desertización de la península Arábiga durante los dos últimos periodos glaciales, hace más de 20.000 años.