¿Para qué sirve una planta de enriquecimiento de uranio?

Las plantas de enriquecimiento de uranio son clave en la producción de energía nuclear, pero también representan un foco de tensión geopolítica por su potencial uso en armas. ¿Cómo funcionan y por qué el mundo las vigila tan de cerca?

Un lingote de uranio altamente enriquecido.
Un lingote de uranio altamente enriquecido.Shutterstock

Las plantas de enriquecimiento de uranio son instalaciones clave en la cadena de producción de energía nuclear, pero también están en el centro de las tensiones geopolíticas globales por su potencial uso militar.

Su función es modificar la proporción de isótopos del uranio natural para volverlo apto como combustible o, en casos extremos, como material bélico.

¿Qué es el enriquecimiento de uranio?

El uranio natural contiene solo un 0,7 % de uranio-235 (U-235), el isótopo necesario para las reacciones nucleares.

El resto es uranio-238 (U-238), que no es fisionable. En una planta de enriquecimiento, se eleva la concentración de U-235 a niveles útiles para distintos fines: entre 3 y 5 % para energía civil, y más del 90 % para usos militares.

¿Cómo funciona una planta de enriquecimiento?

Símbolo de enriquecimiento de uranio.
Símbolo de enriquecimiento de uranio.

Las tecnologías más utilizadas son:

  • Centrífugas de gas: método predominante hoy. Usa centrifugadoras que separan los isótopos por su ligera diferencia de masa.
  • Difusión gaseosa: obsoleta, pero históricamente significativa. Forzaba gas a través de membranas porosas.
  • Enriquecimiento por láser: experimental, usa pulsos láser para separar los isótopos.

Usos principales del uranio enriquecido

  1. Energía nuclear: el enriquecimiento moderado permite alimentar reactores que generan electricidad. El uranio enriquecido se transforma en pastillas de combustible para centrales nucleares en todo el mundo.
  2. Aplicaciones militares: cuando se eleva la pureza del U-235 por encima del 90 %, se obtiene uranio de grado armamentístico. Su producción y posesión son altamente restringidas y monitoreadas por organismos internacionales.

Un riesgo geopolítico latente

Debido a sus usos duales —civiles y militares—, las plantas de enriquecimiento están bajo estricta vigilancia internacional.

El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) regulan su uso para evitar la proliferación de armas nucleares.

El enriquecimiento de uranio es una línea roja en la política internacional. Casos como Irán o Corea del Norte muestran cómo el acceso a esta tecnología puede escalar conflictos diplomáticos y activar sanciones internacionales.

El desafío: permitir el uso pacífico sin abrir la puerta al desarrollo armamentista.

¿Qué pasa si una planta de enriquecimiento de uranio sufre un ataque?

En caso de un ataque directo a una planta de enriquecimiento de uranio, las explosiones o incendios podrían afectar secciones sensibles de la instalación, liberando materiales peligrosos.

Aunque el uranio enriquecido no es altamente radiactivo en su forma sólida, su dispersión aún implicaría riesgos significativos, sobre todo si el fuego compromete depósitos o áreas de procesamiento.

Más crítico aún sería un daño a los sistemas de almacenamiento de gas hexafluoruro de uranio (UF₆), una sustancia que, al entrar en contacto con la humedad del aire, se convierte en un agente tóxico y corrosivo.

Su liberación no solo contaminaría el entorno inmediato, sino que también supondría un peligro grave para el personal y para quienes se encuentren en las cercanías.

En paralelo, surge un riesgo de mayor envergadura: el nuclear.

Aunque estas plantas no manejan plutonio ni operan reactores activos, sí pueden albergar uranio altamente enriquecido. Si este material resulta dañado o, peor aún, capturado por actores hostiles durante un conflicto, podría ser desviado para el desarrollo de armas nucleares.

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