Lombrices contra Darwin: ¿el hallazgo genético que reescribe la evolución?

Un nuevo estudio del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona revela que ciertos gusanos marinos fragmentaron su genoma y lo rearmaron de forma radical al adaptarse a la tierra hace 200 millones de años, en un proceso que pone en cuestión aspectos clave de la teoría de Darwin.

Lombriz de tierra.
Lombriz de tierra.Shutterstock

El descubrimiento, que publica la revista Nature Ecology and Evolution, se basa en un estudio de genómica comparativa de lombrices de tierra y sus parientes marinos, ha informado este miércoles el IBE.

Los investigadores han concluido que las lombrices, para adaptarse del mar a la tierra, aplicaron mecanismo de “desorden genómico” que es similar al que ocurre en el desarrollo del cáncer, lo que podría iluminar tanto el origen evolutivo de la biodiversidad terrestre como contribuir a la salud humana.

En 1859, Darwin imaginó la evolución como un proceso lento y gradual, con especies acumulando pequeños cambios a lo largo del tiempo.

Lombriz de tierra.
Lombriz de tierra.

Sin embargo, él mismo se sorprendió al mirar el registro fósil y no encontrar los eslabones perdidos, es decir, esas formas intermedias que deberían corroborar su teoría de la evolución gradual.

La escasez de formas intermedias llevó a los paleontólogos Stephen Jay Gould y Niles Eldredge a proponer en 1972 la teoría del equilibrio puntuado, según la cual las especies no cambian lentamente, sino que permanecen estables durante millones de años y luego, de repente, dan saltos evolutivos breves y radicales.

Ahora un equipo de investigación liderado por el IBE, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), apunta por primera vez a un mecanismo de reorganización genómica rápida y masiva que pudo intervenir en la transición de los animales de los océanos a la tierra, hace 200 millones de años.

El equipo ha demostrado que los anélidos marinos (los gusanos) reorganizaron su genoma de arriba a abajo, dejándolo irreconocible, al abandonar los océanos y pisar tierra firme.

Anélido marino.
Anélido marino.

Las observaciones apuntan a que esos cambios abruptos en el genoma pudieron intervenir en la adaptación de los animales estudiados a ambientes terrestres.

Según los investigadores, este mecanismo genético identificado podría transformar la concepción de la evolución de los animales y sacudir las leyes de la evolución de los genomas que se conocen hasta ahora.

Lombriz de tierra.
Lombriz de tierra.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo ha secuenciado por primera vez el genoma de alta calidad de varias lombrices de tierra y los ha comparado con los de otras especies de anélidos cercanas (sanguijuelas y anélidos marinos).

Un viaje a hace más de 200 millones de años

Así, con la misma precisión con la que se secuencian los genomas humanos, el equipo ha conseguido viajar en el tiempo hasta hace más de 200 millones de años, cuando vivieron los ancestros de las especies secuenciadas.

Anélido marino.
Anélido marino.

“Se trata de un episodio evolutivo esencial para la vida en el planeta, puesto que muchas especies, como los gusanos o los vertebrados, que vivían en el océano, pisaron entonces por primera vez tierra firme”, ha valorado la investigadora principal del grupo de Filogenómica y Evolución de Genomas Animales en el IBE, Rosa Fernández.

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Posibles implicaciones en el cáncer

Los resultados de este estudio abren la puerta a comprender mejor la potencia de esta reorganización extrema genética en la salud humana, pues es un mecanismo que se había observado anteriormente en la progresión del cáncer.

Sanguijuela.
Sanguijuela.

Según los investigadores, la única diferencia es que, mientras en los gusanos estas roturas y reorganizaciones genómicas son toleradas, en humanos dan lugar a enfermedades.

El estudio ha contado con la colaboración de personal investigador de las universidades Autónoma de Barcelona, Complutense de Madrid, de Colonia (Alemania) y Libre de Bruselas, así como del Trinity College de Dublín.

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