El carpincho: el roedor más grande del mundo
El carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris), llamado también capibara, es oriundo de Sudamérica y habita en sabanas, pantanos y márgenes de ríos.

Su tamaño imponente —puede alcanzar hasta 60 kilogramos— y su naturaleza semiacuática lo distinguen de otras especies.
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Son animales gregarios por excelencia: viven en grupos que suelen variar desde pequeños núcleos familiares hasta manadas de más de 30 individuos.
Una sociedad más allá de la paz
La imagen pública del carpincho suele asociarse a la calma, debido a su quietud y aparente indiferencia hacia otras especies, incluso predadores. Sin embargo, los estudios sobre su socialización han revelado que su vida en grupo es sofisticada y requiere de habilidades sociales desarrolladas.

En una manada de carpinchos existe una estructura jerárquica clara, encabezada por un macho dominante, quien lidera el grupo, garantiza el acceso a los mejores recursos y se encarga de la mayoría de las crías.
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Pero esta jerarquía no significa agresividad constante: a menudo resuelven conflictos mediante vocalizaciones (gruñidos, silbidos o chillidos) y sutiles gestos corporales, demostrando una inteligencia social comparable a la de algunos primates.
El papel de la comunicación y el afecto
Los carpinchos son animales sumamente comunicativos. Utilizan un amplio repertorio de sonidos y posturas para expresar desde incomodidad hasta estados de alerta o satisfacción.

El “murmullito” característico, una especie de pío bajo, suele indicar bienestar, mientras que los silbidos fuertes alertan sobre posibles amenazas.
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El baño de sol en grupo, el acicalamiento mutuo y la tendencia a apoyarse unos sobre otros refuerzan los vínculos sociales.

Estas demostraciones de afecto son esenciales para mantener la cohesión, especialmente en temporadas de mayor amenaza por depredadores o escasez de alimento.
Simpatía por naturaleza
Otro rasgo notable en la vida social de los carpinchos es su convivencia con otras especies.

No es raro ver aves como los martinetes, garzas o incluso pequeños monos aprovechando la compañía de una manada de carpinchos, buscando refugio o alimento.
Esta tolerancia refuerza el mito del carpincho como “el amigo de todos”, pero responde también a una estrategia evolutiva donde la cooperación y la tolerancia favorecen la supervivencia.
Una especie emblemática
El carpincho, tan viral en internet como fundamental en el ecosistema, desempeña un rol crucial en la dinámica de humedales y sabanas, ayudando a abrir caminos, dispersar semillas y sirviendo de presa para grandes depredadores.
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Celebrar su día es apreciar no solo su apacible figura, sino también una vida social rica en matices, digna de admiración y aprendizaje.
Este 10 de julio, el Día de la Apreciación del Carpincho nos invita a mirar más allá de la imagen simpática y serena: nos muestra que, en su sociabilidad, los carpinchos son una lección viva sobre la importancia del compañerismo, la comunicación y la convivencia pacífica en la naturaleza.