Colores que advierten: la defensa química de Pseudobiceros y Acanthozoon

Las planarias marinas Pseudobiceros y Acanthozoon, con su vibrante paleta de colores y movimientos cautivadores, no solo desafían la vista, sino que también revelan secretos sobre la defensa química y el sofisticado lenguaje visual del océano.

Pseudobiceros.
Pseudobiceros.Shutterstock

Qué son y por qué llaman la atención

Pseudobiceros y Acanthozoon son planarias marinas (polycladidos) de la familia Pseudocerotidae, conocidas por desplazarse sobre arrecifes con ondulaciones que recuerdan a una capa viva.

Su rasgo más visible es la coloración: bandas contrastadas, puntos brillantes y márgenes fluorescentes que destacan sobre el fondo.

Pseudobiceros.
Pseudobiceros.

Según el World Register of Marine Species (WoRMS), ambos géneros agrupan decenas de especies descritas y comparten un patrón: mucha vistosidad en cuerpos frágiles y sin conchas ni pinzas, una combinación que plantea una pregunta clásica de la ecología evolutiva: si son vulnerables, ¿por qué se exponen?

Aposematismo en el mar: colores que significan “no me comas”

La respuesta dominante es el aposematismo, la estrategia por la cual un organismo advierte a potenciales depredadores que es tóxico, desagradable o costoso de atacar.

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Acanthozoon.
Acanthozoon.

En invertebrados marinos, este lenguaje visual es tan importante como en el mundo terrestre. Ensayos de alimentación con peces de arrecife publicados en revistas como Marine Biology y Coral Reefs han mostrado que los depredadores aprenden rápido a evitar patrones de alto contraste tras experiencias negativas, y generalizan esa aversión a diseños similares.

En Pseudobiceros y Acanthozoon, los colores funcionan como un cartel preventivo: mejor no probar.

Arsenal químico: de dónde viene y cómo actúa

Las defensas no se limitan a la pose. Estudios sobre metabolitos secundarios en planarias marinas y nudibranquios indican dos vías frecuentes: síntesis propia de compuestos disuasivos y, sobre todo, secuestro de moléculas de sus presas (esponjas, ascidias y briozoos).

Estas sustancias suelen ser terpenos, alcaloides u otros compuestos bioactivos de sabor amargo o efecto irritante. En Pseudocerotidae, se han documentado secreciones cutáneas que los peces rechazan tras el primer mordisco, lo que refuerza el aprendizaje.

Para quien observa en superficie, un patrón llamativo; para quien muerde, un recuerdo desagradable.

Mimetismo y confusiones útiles

Donde hay señales, hay imitadores. En arrecifes, los patrones de Pseudobiceros y Acanthozoon a veces convergen con los de nudibranquios igualmente defensivos, lo que sugiere mimetismo mülleriano: especies distintas comparten “marca” para repartir el costo de educar depredadores.

También se describen casos probables de mimetismo batesiano, con especies menos defendidas que copian diseños de alto riesgo.

Para la persona que fotografía, la confusión es habitual: franjas negras y amarillas, bordes azules eléctricos o puntos blancos sobre fondo oscuro aparecen en linajes diferentes, pero transmiten el mismo mensaje.

Conducta, movimiento y la “coreografía” de la advertencia

La señal no es solo color. El modo de ondular el manto y exponerse en superficies abiertas amplifica la visibilidad. Algunos estudios de campo con trazadores de movimiento muestran que estas planarias no siempre se esconden; de hecho, a plena luz realzan el contraste con el sustrato.

Ese “desparpajo” tiene sentido si la defensa química es efectiva: la mejor manera de enseñar a un pez a evitarte es dejarte ver.

Qué puede confirmar la ciencia y qué falta por saber

La taxonomía de Pseudocerotidae está en revisión continua —WoRMS y catálogos regionales actualizan listados y sinonimias— y la química defensiva aún se explora con técnicas como LC-MS y resonancia magnética nuclear.

Falta vincular patrones específicos de color con compuestos particulares en más especies y cuantificar cuánto pesa cada vía (síntesis vs. secuestro) en distintos ambientes. Otra línea activa es medir cuánto dura en el tiempo el aprendizaje de los depredadores y si varía con la abundancia de presas alternativas.

Implicancias para buceo, fotografía y conservación

Para quien bucean o hacen macrofotografía, la tentación de tocar es grande. Conviene evitarlo: además de estresar a los animales, las secreciones pueden irritar la piel y el mensaje ecológico es claro.

Documentar con fotos, registrar el patrón y comparar con guías y bases como iNaturalist o GBIF aporta datos útiles sin interferir.

En términos de conservación, la presencia de Pseudobiceros y Acanthozoon vistosos suele indicar comunidades de esponjas y ascidias saludables, componentes clave del arrecife que también son sensibles a la contaminación y al calentamiento.

Cómo reconocerlos sin confundirlos

  • Cuerpo aplanado y amplio, con “manto” ondulante y sin branquias externas plumosas (a diferencia de muchos nudibranquios).
  • Ojos minúsculos en la parte anterior y, en varias especies, pliegues o pseudotentáculos formados por el borde del manto.
  • Patrones de alto contraste: bandas paralelas, márgenes coloreados y puntos distribuidos con simetría bilateral.
  • Desplazamiento continuo por cilios y ondas musculares, dejando una película de moco sobre el sustrato.
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