Las crías de hormiga avisan cuando están enfermas y se sacrifican por el resto del grupo

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Viena, 2 dic (EFE).- Al contrario que otros animales que ocultan su enfermedad a la manada para no ser excluidos, las hormigas avisan cuando sufren una infección para no infectar al resto de la colonia y que les sometan a un proceso de desinfección al que no sobreviven, según una investigación austríaca publicada este martes.

"Tienen un sistema altruista de alarma cuando están enfermas para evitar poner en riesgo la vida de las demás", resume para EFE en Viena la biologa Erika Dawson, primera autora del estudio realizado por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA).

La investigación, publicada en la revista 'Nature Communications', muestra que las pupas de hormiga, en proceso de desarrollo entre larva y adulto, informan de su enfermedad al resto de individuos mediante una señal química olfativa.

"Es importante que dicha señal sea sensible y específica", destaca en un comunicado Sylvia Cremer, del ISTA, refiriéndose a esas alarmas que únicamente son enviadas cuando la cría ha perdido la batalla contra la infección, y no cuando todavía podrían recuperarse.

"No se trata de sustancias volátiles, sino de compuestos odoríferos no volátiles presentes en la superficie de la propia pupa", comenta en esa nota Thomas Schmitt, de la Universidad de Würzburg (Alemania), otro de los autores de la investigación, subvencionada por el programa Horizonte 2020 de la UE.

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El estudio también muestra que la señal olfativa solo es emitida si las hormigas obreras infértiles, que se encargan del mantenimiento y la salud de la colonia, se encuentran cerca, maximizando la eficacia del mecanismo.

Tras el aviso, las hormigas obreras reaccionan sacando a la pupas enfermas de su capullo y abriendo pequeñas incisiones en su piel para aplicar ácido fórmico, una toxina antimicrobiana desinfectante de producción propia.

Este tratamiento elimina inmediatamente los patógenos que se multiplican dentro de la pupa, pero esta no sobrevive a la desinfección, demostrando que la colonia funciona como un superorganismo en el que no importa tanto el individuo como el conjunto.

"Lo que inicialmente parece un autosacrificio también beneficia indirectamente al animal que envía la señal, ya que protege a sus parientes", explica Dawson.

Según la investigadora, las hormigas aseguran la salud de su colonia y la producción de nuevas colonias hijas, ya que aunque "ella no tenga crías, sus genes se transmitirán a la siguiente generación".

Este mecanismo es parecido al que emplea, por ejemplo, el cuerpo humano: igual que una célula infectada envía una señal química que atrae a las células inmunitarias, la pupa enferma avisa a las hormigas obreras para que la eliminen como fuente de infección.

Según explica Cremer, el principal motivo por el que las pupas desarrollan este complicado sistema, en vez de retirarse de la colonia como lo haría una hormiga adulta, es que "las crías enfermas no son muy móviles y no tienen otra opción".

"Es precisamente esta sintonía entre el individuo y la colonia lo que hace que esta señal altruista de enfermedad sea tan eficiente", resume la investigadora.