“El blanqueo afecta a todo el coral hasta que alcanza los sesenta o setenta metros de profundidad. Nos encontramos ante un fenómeno generalizado”, declaró Jean Paul Hobbs, quien colaboró con un equipo de buceadores del laboratorio submarino Curtin, según la cadena australiana ABC.
La temperatura del mar en Christmas ha rondado en abril por los 31 grados Celsius, tres grados más de lo que es habitual por la misma época.
Hobbs señaló que “afortunadamente el agua se ha enfriado desde la semana pasada, de los 31 a los 29 grados”, pero desconocen cuánto coral podrá recuperar el color.
El mismo fenómeno que afecta a la isla de Christmas agredió a la Gran Barrera de Coral, en el noreste de Australia y declarada Patrimonio de la Humanidad.
Un estudio de la universidad australiana James Cook denunció en marzo que la pérdida de color del coral, que indica su muerte, afecta al 95 por ciento de la zona norte de la Gran Barrera.
El británico David Attenborough, uno de los divulgadores naturalistas más conocidos de la televisión, advirtió en un documental presentado en abril de que la Gran Barrera de Coral podría desaparecer en unas décadas por “los peligros traídos por el cambio climático: el aumento de la temperatura del océano y la acidez”.
“¿De verdad nos importa tan poco la Tierra en la que vivimos que no deseamos proteger una de las mayores maravillas de las consecuencias de nuestro comportamiento?”, se preguntó el científico de 89 años de edad.
La salud de la Gran Barrera, que alberga 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos, comenzó a deteriorarse en la década de 1990 por el calentamiento del agua del mar y el aumento de la acidez debido a la mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.