El acoplamiento tuvo lugar tras una maniobra coordinada desde el Centro de Comando y Control Aeroespacial de Pekín, mientras ambas naves se encontraban a una órbita de 393 kilómetros sobre la Tierra.
Poco después y tras realizar las comprobaciones necesarias, los dos astronautas de la misión Jing Haipeng y Chen Dong, entraron en el laboratorio espacial para comenzar las primeras comprobaciones y preparativos en el que será su hogar durante los próximos treinta días, antes de emprender su regreso.
Ambas plataformas completaron su unión en el plazo previsto, a los dos días de la partida de la Shenzhou-11 desde la base de lanzamientos de Jiuquan (norte de China), en el desierto de Gobi.
China ya tenía experiencia en el acoplamiento en órbita de naves con otros módulos espaciales, puesto que las dos anteriores misiones tripuladas chinas consiguieron ensamblarse con el laboratorio predecesor del Tiangong-2, el Tiangong-1, en 2012 y 2013. En la misión de 2012, llamada Shenzhou-9, ya viajaba Jing, que actualmente comanda la Shenzhou-11 en su tercera experiencia espacial.
La dificultad de la maniobra, explicaron expertos a la prensa china, radicaba en armonizar los tiempos, posiciones y velocidades de ambas plataformas, con el obstáculo añadido de las vibraciones que se producen en el espacio y que no se pueden replicar en los ensayos y simulaciones realizados antes del despegue.
El programa espacial tripulado chino informó este martes de que la nave había completado su primer proceso de control orbital y que los astronautas se encontraban en buenas condiciones tras sus primeras 24 horas en el espacio.
La Shenzhou-11, la sexta misión tripulada china y la de más prolongada duración, tiene como objetivos verificar el correcto funcionamiento del nuevo laboratorio espacial chino, llevar a cabo experimentos sobre ultrasonidos o botánica. Otro objetivo de esta misión es acumular experiencia para los preparativos para la futura estación espacial que China prevé tener completada para 2022.
Con el despegue de esta misión, el gigante asiático cerró un paréntesis de tres años sin enviar astronautas al espacio.