Científicos buscan la “constelación óptima” para trabajar con Philae

BERLÍN. Los expertos de la misión Rosetta aspiran a lograr en las próximas semanas la “constelación óptima” para poder “trabajar científicamente” con el módulo Philae.

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Hace dos semanas, el módulo dio inesperadamente señales de vida desde el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko tras siete meses de hibernación. El primer objetivo es garantizar no sólo una conexión más larga, sino sobre todo “fiable”, explicó Manuela Braun, portavoz del Centro Aeroespacial Alemán (DLR) que se encarga de descifrar la información que envía Philae, que hizo historia hace siete meses al aterrizar sobre un cometa.

La clave es que la sonda Rosetta, de la que partió el módulo, se mueva en una órbita “útil”, para lo que se está ajustando su trayectoria y mañana se realizarán nuevas maniobras para acercarla 20 kilómetros más a la superficie del cometa. Aunque ya ha pasado de los 200 kilómetros a los que se encontraba a 180, la comunicación es todavía irregular e inestable y en las tres últimas veces que Rosetta ha sobrevolado el módulo no hubo contacto.

Según el último comunicado del DLR, desde la primera conexión del pasado 13 de junio Philae se ha comunicado otras seis veces, aunque no siempre ha podido enviar información a la tierra. El pasado día 24, apuntó el director del proyecto Philae en el centro alemán, Stephan Ulamen, el contacto duró 20 minutos, pero se interrumpía constantemente y sólo se recibieron ochenta paquetes de datos.

Philae “efectivamente trabaja de forma autárquica” y tiene su “propio ritmo”, almacena los datos en su memoria y “espera el contacto con la Tierra” para enviar la información, lo cual sólo es posible si la órbita de la sonda Rosetta está a su alcance, “esa es la condición”, recordó Braun. La comunicación, por lo tanto, no depende ahora de Philae, “que ha despertado y se encuentra bien”, sino de lograr crear la “constelación óptima” entre el módulo y la sonda.

La operación se hace con todas las cautelas, ante el riesgo que suponen las nubes de gases y polvo que desprende el cometa y que pueden afectar a la trayectoria de Rosetta. “Vamos por buen camino, estamos viendo los primeros pasos, pero llevará semanas lograr la situación idónea”, precisó Braun. Con los datos que van recibiendo en cada contacto con Philae, los científicos tratan de sacar conclusiones para determinar la manera de “optimizar” las comunicaciones.

Braun descartó un posible riesgo de que Philae pueda entrar próximamente una vez más en hibernación, como ocurrió 57 horas después de que se posara sobre el cometa el pasado 12 de noviembre al quedar en una zona oscura y rocosa, tras tres aterrizajes y dos rebotes.

Según las estimaciones de los científicos, su temperatura ahora es buena y también lo es su abastecimiento energético, por lo que el contacto únicamente quedaría interrumpido si fallara “ de forma inesperada ” uno de los elementos del módulo. Sólo cuando la comunicación sea más estable será posible comenzar con la labor científica, momento para el cual los expertos ya han preparado comandos para trabajar, inicialmente, con los instrumentos que consuman menos energía y produzcan paquetes de datos de dimensiones menores.

Pero no se sabe cuándo llegará el momento y “pueden ser días o semanas”, apunta Braun. “Muchos de vosotros me habéis preguntado sobre los paquetes de datos que envío a @ESA—Rosetta. Cada uno tiene una dimensión de 141 palabras de 16 bits (2.256 bits)”, explicaba el pasado miércoles el propio módulo de aterrizaje en su cuenta de Twitter. La Agencia Espacial Europea (ESA) anunció esta semana la ampliación por nueve meses hasta septiembre de 2016 de la misión de Rosetta, que probablemente concluirá con su aterrizaje en la superficie de 67P.

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