Cada año los corales sincronizan la expulsión de billones de óvulos y espermatozoides, fenómeno descrito como “una tormenta de nieve submarina”, que hace que los pólipos de los corales bebés vayan a la deriva durante el desove y desciendan para aferrarse al arrecife ayudándolo a crecer o a reconstruirse.
Pero este año las fotografías tomadas por equipos de la filial australiana del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en la isla Lizard, en el norte de la Gran Barrera, muestran que este evento reproductivo no ha sucedido con toda su intensidad.
“Primero el blanqueo mató muchos de los corales de la isla Lizard y ahora los que quedan han tenido problemas para desovar este año”, dijo el portavoz de WWF-Australia, Richard Leck, en un comunicado. “El blanqueo ha impactado en la fertilidad de los corales que han sobrevivido”, añadió Leck.
La Gran Barrera, que con sus 2.300 kilómetros de largo es el mayor sistema coralino del mundo y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, afronta la peor crisis causada por el blanqueo de corales a raíz del calentamiento de las aguas de la región.
El blanqueo ha matado este año al 22 por ciento de los corales de este ecosistema, aunque la sección norte la tasa de mortalidad es mayor, indicó la ong.
El director de la estación del Museo Australiano en la isla Lizard, Lyle Vail, no se mostró sorprendido por las consecuencias de la elevada mortalidad de corales y llamó a tomar medidas para proteger el ecosistema. “Debemos ser más serios en la reducción de las emisiones de carbono si queremos darle la oportunidad a las futuras generaciones de disfrutar de la Gran Barrera”, acotó Vail.
Los corales mantienen una relación simbiótica especial con unas algas microscópicas llamadas zooxanthallae, que proporcionan a sus anfitriones el oxígeno y una porción de los compuestos orgánicos que producen mediante la fotosíntesis.
Cuando están sometidos a estrés ambiental, muchos corales de arrecifes expulsan en masa sus zooxanthallae, y los pólipos del coral quedan sin pigmentación y aparecen casi transparentes sobre el esqueleto blanco del animal, en un fenómeno conocido como blanqueo.
La salud de la Gran Barrera, que alberga 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos, comenzó a deteriorarse en la década de 1990 por el doble impacto del calentamiento del agua del mar y el aumento de su acidez por la mayor presencia de dióxido de carbono en la atmósfera.