Ondas gravitacionales traerán "cosas inimaginables"

El observatorio estadounidense de interferometría láser, que confirmó el pasado febrero la existencia de las ondas gravitacionales, traerá “descubrimientos hoy inimaginables” sobre el Universo, afirmó en una entrevista a Efe su director ejecutivo, David Reitze.

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MADRID. Reitze, que visitó Madrid para clausurar el Ciclo de Astrofísica de la Fundación BBVA con una conferencia sobre las aportaciones de LIGO, calificó de “abrumadora” la repercusión mundial que tuvo el hallazgo de estas ondas cuya existencia predijo Albert Einstein hace cien años en su Teoría general de la relatividad.

Este éxito científico, asegura, fue el “fruto de la curiosidad humana y de su tenacidad”, materializado gracias a “un trabajo en equipo que ha involucrado a más de un millar de personas”.

La notificación oficial sobre la detección de esas ondulaciones que se propagan en el espacio-tiempo a partir de su generación en sucesos cósmicos muy violentos se produjo hace diez meses, aunque en realidad el LIGO las apreció por vez primera en septiembre de 2015.

Reitze explica que el segundo período de trabajo de este observatorio comenzó el pasado 30 de noviembre y se prolongará durante los próximos seis meses, durante los cuales tiene “ la seguridad ” de que detectará “grandes sorpresas” que ayudarán a comprender el funcionamiento del Universo, si bien en este momento es imposible precisar cuáles.

Y es que este fenómeno permitirá incluso desarrollar una nueva “astronomía de ondas gravitacionales” con lo que el ser humano podrá ver y entender el espacio “de una forma completamente diferente a como se ha hecho hasta ahora”.

Sin embargo, aunque “estoy seguro de que veremos cosas emocionantes, probablemente no tendrán el mismo impacto mediático que la primera vez que detectamos las ondas gravitacionales”, reconoce.

Este científico recuerda que el mismo Einstein, a pesar de haber calculado sus efectos, era pesimista ante la posibilidad de que algún día pudiera confirmarse la existencia de estas ondulaciones debido a la dificultad para observarlas e incluso en algún momento llegó a dudar de que existieran realmente.

Para Reitze, no obstante, sólo existía un problema: “mi pregunta era cuándo las detectaríamos y, de hecho, pensaba que no lo conseguiríamos hasta 2017 ó 2018..., pero no dedicas tu carrera científica a algo como esto si no crees que al final vas a encontrarlo, pese a los desafíos que te puedas encontrar por el camino”.

A lo largo de su desarrollo, los experimentos de LIGO han afrontado distintos retos “que abarcan desde la construcción técnica de un instrumento tan preciso como el que utilizamos hasta la dotación de los presupuestos necesarios”, aunque en su opinión los principales desafíos “siempre son los conflictos de ideas”.

Se refiere, entre otras cosas, a las personas que cuestionan la utilidad de dedicar recursos económicos y humanos a estas actividades científicas “sin reconocer los numerosos beneficios que aporta” a cambio.

“Es cierto que no vamos a curar el cáncer detectando ondas gravitacionales, pero la inversión merece mucho la pena y lo veremos con las grandes sorpresas que traerá en el futuro”, ha recalcado.

Así, Reitze recuerda que “cuando se formuló la mecánica cuántica a principios del siglo XX nadie podría haber predicho que llevaría a la aparición de los ordenadores” y que “sin la teoría de la relatividad general hoy no existiría el sistema de posicionamiento global” o GPS.

Además, señala que cientos de personas que trabajan en empresas tecnológicamente punteras como Google o SpaceX se han formado utilizando LIGO, por lo que “es mucho el conocimiento que se transfiere gracias a este proyecto”.

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