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Pero no, el caso es que Gavi, aunque parezca mentira, sufre de dispraxia, una afección psicomotriz que impide la coordinación de los movimientos, algo impensado para un deportista de élite como él que, según destaca “El Mundo Deportivo”, todavía no aprendió a atarse los cordones.
El delantero del Barcelona que debutó en la selección de Luis Enrique frente a Italia en Milán y juega en el combinado nacional como si fuera el patio de su casa, tiene ese pequeño defecto que resulta mucho más habitual de lo que algunos supondrían.
“Tiene tanta ansiedad por jugar que no pierde el tiempo atándose los cordones”, bromeó el entrenador que detectó su talento en las divisiones juveniles del Betis, mientras su compañero Nico González, también surgido de la cantera, publicó una fotografía en Instagram que lo muestra atándole los cordones a Gavi bajo la leyenda: “Es hora de aprender”. (Agencia ANSA).