El encuentro comenzó con Olimpia asumiendo el protagonismo, intentando adueñarse del esférico. En esta tarea, Giovanni Bogado se erigió como el principal conductor, tratando de organizar el juego, el “franjeado” no logró capitalizar la habitual sorpresa que aportan los balones elevados de Richard Ortiz. En esta ocasión, el mediocampista se mostró errático en sus intentos de romper líneas, y sus movimientos desorientaban a su compañero en la zona medular, lo que inadvertidamente facilitaba la labor del tridente central orquestado por Pedro Sarabia.
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Nacional, sintiéndose a gusto en su esquema, se configuró para explotar al máximo sus bandas. El tánden por derecha, conformado por Fabián Franco y Orlando Gaona Lugo, encontró el camino para profundizar y dirigir el peligro hacia la portería de Olimpia. Esta sociedad generó una clara superioridad sobre el lateral Facundo Zabala, quien, además de no recibir el apoyo y el relevo esperado de Iván Leguizamón, se vio constantemente desbordado por la velocidad del extremo tricolor.
Pese a que el andarivel derecho era el predilecto para avanzar en el campo, el Tricolor rompió el cero con una acción hilvanada sobre el costado opuesto. Fue una jugada brillante por la banda izquierda, gestada por la combinación entre Richard Prieto y Darío Cáceres, que derivó en el centro del lateral, que fue sutilmente desviado por Ignacio Bailone, desarticulando por completo la defensa franjeada. Esta acción permitió que Orlando Gaona Lugo aparezca sin oposición alguna por el lado opuesto, y sacó un potente zurdazo que se incrustó en el costado derecho del portero olimpista, dejando sin respuesta a Gastón Olveira.
Pero la igualdad llegó a la media hora de juego, cuando una arremetida de Celso Ortiz sobre Iván Leguizamón dentro del área desató la polémica. Tras un despeje corto de Claudio Núñez, el extremo franjeado se hizo con el balón, provocando la inocente embestida del volante. Sin dudarlo, el juez Blas Romero sancionó la pena máxima. Desde los doce pasos, Carlos Sebastián Ferreira ejecutó con maestría, colocando el balón con precisión al lado izquierdo de Gerardo Ortiz, quien se había lanzado hacia el costado opuesto, dejando sin chances al guardameta.
Tras el tanto de la paridad, el equipo de Fabián Bustos se adueñó del protagonismo del encuentro. Olimpia fue superior a Nacional en propuesta, predisposición y en la elección de dónde jugar. La etapa complementaria fue un constante empuje, y en ese ímpetu, nuevamente Facundo Zabala se erigió como el abanderado, tal como en el primer semestre. Su notable suficiencia física le permitió destacarse cuando la mayoría de los jugadores ya mostraban signos de agotamiento. Asimismo, la creatividad de Giovanni Bogado en la gestación de los avances fue digna de mención, aunque estos carecieron de la profundidad necesaria para inquietar seriamente al portero Gerardo Ortiz.
La muestra más clara de ese empuje franjeado estuvo a punto de cambiar el rumbo del partido sobre el final. Un centro de Hugo Quintana desde el costado derecho fue desviado con el muslo de Adrián Alcaraz, generando una situación de extremo peligro. Sin embargo, la gran intervención de Gerardo Ortiz impidió el gol, el portero no se dejó sorprender por la resulución poco ortodoxa y, recostado ágilmente sobre su costado izquierdo, logró desviar el esférico. El encuentro concluyó con la paridad en el marcador, un resultado que deja un sabor amargo en el campamento franjeado, ya que, de los dos equipos, fue el que más demostró su ambición por quedarse con los tres puntos.
