Nacional arrolla a Olimpia en La Visera

Con un primer tiempo arrollador, en el que logró una clara ventaja, Nacional goleó este domingo a Olimpia en La Visera por 4-1, confirmando su dulce presente, que contrasta con la actualidad franjeada. Si se proponía, la Academia pudo haber logrado una diferencia histórica contra un rival dirigido por La Leyenda, Éver Almeida, a quien le toca sufrir con su querido y golpeado club.

Festejo con los brazos abiertos de Hugo Iván Valdez (30 años), seguido por el argentino Juan Fernando Alfaro (25).
Festejo con los brazos abiertos de Hugo Iván Valdez (30 años), seguido por el argentino Juan Fernando Alfaro (25).Fernando Romero

Tremendo castigo para La Leyenda

El partido comenzó con todo. Daba la sensación que sería de ida y vuelta, ataque por ataque, pero Olimpia quedó en la insinuación. Su bajón fue tan pronunciado que Nacional dio una clase magistral de fútbol dinámico, práctico y sobre todo contundente. No siempre un equipo que juega bien logra traducir en el marcador su superioridad.

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Gaona Lugo se mandó un festín por su andarivel, en la zona de cobertura de Cantero. En una acción contra Capasso, el platinado envió un centro para la definición del talentoso Carlos Arrúa, con cabezazo colocado.

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El “10” tricolor estuvo iluminado, brillante. Tras una pelota peleada por Bailone y conectada por el otro argentino Alfaro, Arrúa le puso de cara al gol a Iván Valdez, quien definió con serenidad para el 2-0.

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El Decano era una invitación al gol. Naturalmente disminuido, debió incluir al juvenil Ledesma, al que tuvo que cambiar porque el mediocampo era un colador (la última línea también) y no precisamente por culpa del chico, sino porque a nivel colectivo, las cosas no funcionaron.

Apertura de por derecha de Arrúa, recorte y resolución con zurda de Gaona Lugo para la tercera conversión, lapidaria para el equipo de Éver Almeida, que en la fracción inicial tuvo un solo remate peligroso a través de Iván Leguizamón, abortado por Gerardo Ortiz.

Tras el descanso se produjo un envío de Icho Jara, la pifiada de Morales para la concreción de Arrúa y el lapidario 4-0.

La inmediata conversión de Richard Ortiz, tras un tiro libre de Quintana bajado con un frentazo por Martínez, abrigaba cierta esperanza de recuperación olimpista, que no se dio.

Gran parte del segundo tiempo fue literalmente de relleno. El local no tuvo necesidad de seguir con el ritmo frenético y el adversario de mostró impotente, carente de ideas.

Queda para la anécdota el pelotazo del atacante alternativo tricolor Matías Almeida que dio en pleno rostro de su abuelo, Éver Hugo, el conductor del Expreso que sonriente, le tiró un beso al joven. Es que la procesión por la catastrófica caída de su elenco iba por dentro. Un deportista a carta cabal al que ya le tocó vivir y superar momentos complicados como este.

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