Un encuentro pobre, definido sobre el final
El trámite de juego presentó a Trinidense asumiendo el rol protagónico, mediante la posesión del esférico. Luqueño, por su parte, intentó imponer el rigor físico, para luego buscar explotar su potencial ofensiva mediante las acciones de transiciones rápidas.
En los primeros movimientos del encuentro una acción pocas veces pregonada por José Arrúa derivó en la primera ocasión de riesgo. Un saque de arco ejecutado por Dufour encontró a Romero en posición de gol; este buscó la definición colocada, pero Aguilar reaccionó con un oportuno manotazo.
Pasando la media hora el “Chanchón” respondió con una chance originada en un pase profundo de Comas, que dejó a Pereira de frente a la portería, este ante el rápido achique de Dufour no tuvo tiempo para buscar la definición colocada, que terminó siendo centrada, tapada por el guardameta.
Al inicio de la segunda mitad Álvarez desperdició una oportunidad inmejorable (el gol de su vida). Tras un forcejeo entre Villalba y Romero, se hizo con el balón de taco, luego eludió la marca de Ocampos con un sombrerito, pero en la definición fue un zurdo espantoso que se fue desviado.
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Cuando parecía que el empate estaba consumado, Quintana se hizo con el esférico en tres cuartos, se conectó con Santander y fue a buscar la devolución dentro del área, donde sacó la definición sutil de derecha al poste más lejano de Dufour, para poner fin a la racha de ocho partidos sin ganar (dos empates y seis derrotas).
