Tras la era de “Los Magníficos”, el Real Zaragoza supo evolucionar y en la década de los 70 emergió otro plantel de gran calado: Los Zaraguayos. Bajo la dirección de Luis Cid “Carriega”, el equipo adoptó un acento particular con la llegada de talentos paraguayos que se convertirían en figuras míticas. El apodo, una ingeniosa fusión de “Zaragoza” y “paraguayos”, encapsulaba la esencia de este grupo liderado por el punta Felipe Ocampos y complementado por otros compatriotas como el carismático Carlos ‘Lobo’ Diarte, la solidez de Adolfo Soto y la magia de Saturnino “Nino” Arrúa, considerado uno de los mejores de la historia del club. La irrupción de Los Zaraguayos también abrió las puertas a otros futbolistas sudamericanos, como Blanco u Ovejero.

Los Zaraguayos no solo desplegaron un fútbol vibrante y de gran calidad, sino que también lograron las mejores clasificaciones históricas del equipo en la Liga: un 3º puesto en la temporada 1973/1974 y un 2º puesto en la 1974/1975. Su legado se consolidó aún más el 25 de junio de 1976, cuando disputaron la final de la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu, cayendo por un ajustado 1 a 0 ante el Atlético de Madrid. Mientras La Romareda se prepara para su punto y aparte, el eco de las hazañas de Los Magníficos y Los Zaraguayos resuena con fuerza en sus gradas, recordándonos las épocas doradas que forjaron la identidad y el orgullo de este club.