Un notable primer tiempo desplegó Olimpia, marcando el ritmo del partido desde el inicio. Solo en los diez minutos iniciales experimentó algún sobresalto aislado. La acción más peligrosa del “carbonero” no fue producto de una elaboración colectiva, sino que se gestó a partir de un disparo de media distancia del volante Rodrigo Pérez, cuyo remate pasó cerca del poste derecho de la portería custodiada por Gastón Olveira. Inmediatamente después, Darío Benedetto generó inquietud por la misma vía.
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El entrenador franjeado, Fabián Bustos, optó por prescindir de la línea de tres defensores, presentando un esquema sólido, quizás sin un juego vistoso, pero con una propuesta áspera y combativa para el equipo local. Antes de cumplirse el primer cuarto de hora, Olimpia inauguró el marcador aprovechando el único tiro de esquina que dispuso en esa primera mitad. El encargado de ejecutar el córner fue Facundo Zabala, quien encontró la cabeza de Darío Benedetto. El certero cabezazo del delantero impactó en el poste y luego quedó a la disposición de Lisandro López, quien definió con el arco a su merced.
Ese gol inyectó confianza y solidez en Olimpia, evidenciando la mentalidad de un equipo que no se conformaba con una ventaja exigua. Prueba de ello fue la ubicación de Facundo Zabala para la consecución del segundo tanto. Tras recibir el balón de Javier Domínguez, el lateral irrumpió en terreno contrario, con un freno de taco logró dejar fuera de acción a Jaime Báez, abriendo el espacio para la asistencia a Iván Leguizamón. El extremo recibió el balón con ventaja, lo que le permitió solamente acomodarse con tranquilidad antes de soltar un potente disparo cruzado de zurda que se anidó en el ángulo superior derecho de la portería defendida por el guardameta “carbonero”, Guillermo De Amores.
En la segunda mitad, con un par de modificaciones estratégicas, el entrenador aurinegro, Diego Aguirre, corrigió varios aspectos ofensivos, tomando el control absoluto del desarrollo del juego e instalándose con insistencia en campo de Olimpia. Esta vez, el Decano demostró una cara opuesta a la de encuentros anteriores, en los que exhibía una imagen deslucida en la primera parte para luego lograr una reacción en el complemento. Ya en los primeros compases de la segunda etapa, el equipo local logró acortar distancias gracias a una definición cruzada a contrapie de Gastón Olveira, obra de Leonardo Fernández, quien conectó de primera intención un centro preciso de Ignacio Sosa desde la banda derecha.
El equipo local continuó con su ofensiva constante, y logró llegar al merecido tanto de la paridad a través de una jugada de balón parado. El lateral Maximiliano Olivera, cumpliendo con la inevitable “ley del ex”, conectó un tiro de esquina ejecutado por Leonardo Fernández con un cabezazo poco ortodoxo pero efectivo, que terminó ingresando ajustado al poste izquierdo del portero Gastón Olveira, quien se vio sorprendido por el movimiento empleado por el defensor y no pudo evitar la caída de su arco. Cerca del último cuarto de hora, Peñarol tomó ventaja con un derechazo lejano de una de las apuestas de Aguirre: Eric Remedi, quien sacó un disparo fulminante que se coló en el ángulo izquierdo de Olveira, cuya estirada resultó inútil ante la potencia y precisión del remate.
Olimpia ya no encontraba la fórmula para, al menos, buscar el empate que lo mantuviera con la esperanza de pelear por un cupo en los play-offs de la Copa Sudamericana. La salida por lesión de Iván Leguizamón significó la pérdida de su principal -o quizás única- arma de desequilibrio y rebeldía. Los cambios realizados no ofrecieron la respuesta necesaria ante la urgencia de sumar, al menos, un punto para llegar con posibilidades a la última jornada del grupo. Finalmente, el partido llegó a su conclusión, y el “Decano” consumó anticipadamente una bochornosa eliminación de toda competición continental, un fracaso deportivo y económico que seguramente tendrá profundas repercusiones en lo que resta de la temporada.
