Una muestra de rebeldía tardía del Aborigen
La alineación de Guaraní ya presagiaba el desenlace: con un elenco alternativo, el “Aborigen” parecía haber izado la bandera blanca, dando la serie por sentenciada. Enfrente, una Universidad de Chile que, fiel a su estilo, basado en la posesión del esférico y con la holgada ventaja obtenida en la ida, gestionó el partido con una calma que rozaba la suficiencia.
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Pasado el primer cuarto de hora el “Legendario” volvió a exhibir las fisuras defensivas que habían sentenciado la eliminatoria a favor de los chilenos en la ida. Un error grosero en la salida entre Riveros y Patiño fue capitalizado por Aránguiz, quien recuperó el balón y habilitó a Assadi, la definición de este último no solo amplió el marcador, sino que aniquiló cualquier pizca de esperanza que pudiese haber existido dentro del hincha aurinegro.
La tranquilidad de la “U” se hizo palpable tras el gol que estiró a seis la ventaja global en la serie. Con el marcador más que sentenciado, el entrenador Álvarez no dudó en retirar del campo a una de sus principales figuras, el experimentado Aránguiz, transformando el resto del encuentro en una suerte de entrenamiento a puertas abiertas para su equipo.
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Fue un largo manejo del partido por parte del equipo visitante, que optó por un juego más posicional, renunciando al desgaste de las transiciones rápidas y a la presión en campo rival. Se despojó de la voracidad, favorecido por el abultado resultado.
Sin embargo, en la recta final, el “Cacique” mostró un arrebato de rebeldía con el doblete de Richar Torales. Primero, conectó un centro de Benítez, aprovechando la falta de coordinación defensiva del visitante. En el segundo gol, recibió un pase aéreo de Martínez, y con un movimiento zigzagueante, burló la marca de Zaldívar para luego sacar un derechazo al primer poste del portero. El esférico impactó en ambos palos antes de ingresar al fondo de la red.
Arnaldo Gabriel Benítez (@GaboBenitez_5)