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El clima y las condiciones cambiantes del piso han sido factores preponderantes a lo largo del certamen y marcaron cada uno de los eventos que formaron parte del calendario de la presente temporada.
El año comenzó en marzo con el Desafío Paraguarí, correspondiente a la primera fecha del torneo y verdaderamente fue más complicado de lo esperado por los pilotos y las tripulaciones, ya que hubo sectores con muchas piedras y varias zonas a campo traviesa que le dieron un toque más que dificultoso a la carrera.
Posteriormente, en junio, llegó el turno del Desafío Ñeembucú -segunda cita-, que con sus habituales arenales también exigieron al máximo el paso a más de uno por los caminos y senderos que fueron utilizados en la ocasión.
La tercera fecha fue el Desafío Caazapá, en septiembre, y tuvo como principal obstáculo al agua, ya que horas previas a la competencia cayó una importante lluvia que hizo que los ríos y los arroyos se desbordaran, pero aún así, los valientes de las motos, quads, camionetas y UTV lograron sortear este escollo y cruzar la meta merecidamente.
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Finalmente, merced al gran esfuerzo puesto por la ACDMT -con el principal apoyo de todos los participantes-, el Desafío Chaco Paraguayo, cuarta y última jornada del año, se disputó en el mes de noviembre por primera vez en la historia del Rally Cross Country, y representó para muchos “vencer como héroes al temido Chaco”, ya que las condiciones de las altas temperaturas y los tradicionales “talcales” del suelo en la Región Occidental pusieron a prueba el físico y el espíritu de todos aquellos que lo desafiaron y vieron la bandera a cuadros, para cerrar de manera brillante e inolvidable un gran año.