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Grosero error de Alfredo Aguilar desarmó la actitud del Auriazul
Guaraní sin ser superior encontró un regalo de Alfredo Aguilar para concretar un triunfo y volver a encaminarse hacia los primeros lugares del torneo Apertura. En cuanto a Luqueño que venía de una racha ganadora no pudo plasmar el buen juego de encuentros anteriores y se notó el cansancio de varios jugadores que ya no tenían la resistencia de un encuentro reglamentario, además del pobre juego que se tuvo.
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En la primera mitad había mejor posesión del balón por parte de Guaraní, entre las triangulaciones de Manzur, Martínez Soto y Maíz, a su vez estos mandaban pases para las proyecciones o de Cantero por izquierda o Pérez por el otro sector.
Las insinuaciones no eran claras, porque le faltaba el último toque en ofensiva debido a que el enlace Willy Medienta estaba en la banca y era en partidos pasados el encargado de filtrar o armar las jugadas para el Queso Fernández que estaba solo en la aventura por encontrar una sólida situación que favorezca a su juego y se aproveche su capacidad goleadora.
Mientras que el Sportivo tuvo de comienzo a Rubén Darío Ríos, quien no incidió mucho que cuando suele ingresar en la etapa complementaria , el que sí tuvo la contención fue Pirayú Benítez que si no fuese por su cobertura defensiva a lo mejor se estaría contando otra historia.
A los 26′ viene la jugada que marcaría el rumbo del cotejo, otra triangulación, el que genera juego es Manzur, este se combina con Cantero para que el filtre un pase por la izquierda para que Maidana envíe un centro que a prori era pelota sencilla para el portero, pero Aguilar en su salida se le escapa el balón y para su desgracia le cae al goleador, Fernando Fernández quien aprovechó el infortunio rival para marcar el único tanto del cotejo.
Esta acción se vio afectada por todo el elenco Auriazul que no pudo reaccionar ni al menos acercase al arco rival.
En la segunda mitad el ingreso de Ayala y Pérez daban esperanzas para Luqueño, pero seguía sin tener efectividad, en los últimos minutos el conjunto de Morínigo padeció de dos cosas: los nervios y el cansancio que fueron determinantes para que ya no haya peligro para el triunfo del Legendario.
