Wilder, con una inmaculada tarjeta de 39 victorias y ninguna derrota, 38 de ellas por nocaut, es el gran favorito al defender por séptima ocasión su cinturón, pero tendrá en Ortiz a su rival más complicado hasta la fecha.
No en vano, el cubano, de 38 años, presenta un balance invicto de 28 triunfos, de los cuales 24 por KO. La imbatibilidad no es lo único que comparten Wilder y Ortiz: y es que ambos luchan por sus familias.
“Cuando miro su recorrido y veo todo lo que ha hecho por su familia, me doy cuenta de que boxeamos por las mismas razones”, explicó Wilder sobre su adversario, cuya una de sus hijas sufre una enfermedad genética. “Él también debe hacer vivir a su familia”, recordó el estadounidense, quien aterrizó en los cuadriláteros para pagar las facturas médicas de su hija nacida con una malformación en la columna vertebral.
Es por ello que Wilder aceptó darle una nueva oportunidad a “King Kong” después de que éste diera positivo en dos controles antidopaje, el último de ellos justo antes de su pelea, programada inicialmente para noviembre.