“Me dijeron que tomar un Honey Deuce a EFera algo imprescindible”, dice Kristen Stork, que esta semana asistió a su primer partido del Abierto de EE.UU. y confesó que como le gustó tanto el cóctel se terminó bebiendo más de uno.
Desde 2007 -año en el que se lanzó la bebida- hasta 2024 se han vendido 2,8 millones de Honey Deuce, más de medio millón de ellos solo en el torneo del año pasado.
La popularidad de esta bebida ha llegado hasta tal punto que el Abierto se ha convertido en el mayor consumidor de melón verde -honeydew, en inglés- de la ciudad, ya que este torneo de 2025 los organizadores se han hecho con 7.700 cajas de melones -lo que se traducirá en 2,3 millones de estas bolitas de melón-, de acuerdo con The New York Times.
Esta bebida veraniega de color rosa claro no solo hace furor en las instalaciones del Centro Nacional de Tenis de Queens, Nueva York, la sede de uno de los cuatro torneos Grand Slam del tenis profesional, sino también en las redes sociales donde influencers comparten recetas para replicar la bebida desde casa.
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Hasta la propia Serena Williams se grabó en redes el año pasado probando su primer Honey Deuce, ahora que ya está retirada y puede disfrutar desde la grada de la “famosa” bebida.

Stork, por ejemplo, subió una foto con su copa desde las gradas de la pista de tenis en LinkedIn e Instagram.
El hecho de que el vaso en el que viene la bebida tenga el logo oficial del Abierto de EE.UU. y el año presente lo convierte en un recuerdo de la visita al torneo.

“Los voy a guardar. Son un buen objeto de colección. Es una pieza divertida para tener en la cocina”, explica Fallon, una joven neoyorquina que sale de las instalaciones del torneo con tres vasos vacíos.
Rina Sha y Shreya Warno, madre e hija de Chicago que están de turismo en la Gran Manzana, se dirigían hacia el metro con sus vasos vacíos del cóctel para regresar a Manhattan. No les falta una gorra del Abierto y bolsas con sudaderas y camisetas con el logo del torneo neoyorquino.
“Ha sido una tarde muy, muy divertida para venir a ver un buen tenis y apoyar la causa (del deporte)”, recalca la madre.
Otra de las claves para la popularidad de la bebida, es que año tras año el Abierto de EE. UU. ha conseguido que los barman adquieran práctica y puedan servir los cócteles cada vez más rápido, y evitar así largas colas.

Uno de los camareros del torneo explica que puede servir la copa en unos veinte segundos, ya que ahora la limonada y el vodka están premezclados y se dispensan desde un grifo. En tanto, el barman lo único que tiene que hacer es darle el toque final: un chorro de licor de frambuesa más las tres pelotitas de melón pinchadas en un palillo.

Ninguno de los consumidores parece estar escandalizados por el hecho de que el precio de la bebida creada por el restaurador Nick Mautone haya aumentado en casi diez dólares en los últimos años.
Un neoyorquino -que no quiso decir su nombre- dice a EFE que guarda en cocina unos 5 vasos del cóctel de las ediciones anteriores. “Si puedes permitirte venir aquí, puedes permitirte las bebidas, nosotros gastamos 650 dólares (por asistir al torneo)”, apunta.
Unos veinte dólares por un cóctel es casi barato si se compara con los nuggets de pollo con caviar por 100 dólares que también se ofertan en el Abierto, o la copa de champán Moët & Chandon Impérial de 32 dólares.