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Considerando las recientes declaraciones del representante de la Cámara Aceitera argentina, Fernando Idígoras donde avizora que Paraguay se va a convertir en la “gran fábrica” de la región en los próximos años para el procesamiento de oleaginosas, desde la Cámara Paraguaya de Procesamiento de Oleaginosas (Cappro) coincidieron en este gran potencial para desarrollar agroindustrias a nivel local, pero expresaron que a falta de política industrial para fomentarlas no se ha avanzado mucho.
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Y esto no solo para la obtención de aceites y sus subproductos, sino también de biocombustibles y otros derivados que implican avanzar en la cadena de valor, detalló el gremio.
Según expresaron los dirigentes en un comunicado, la política industrial debe poder ayudar a concretar el potencial del sector, y tienen que ver con medidas puntuales entre ellas: un esquema de equiparación tributaria para la industria aceitera con relación al resto de las industrias que exportan; seguir trabajando por políticas sustentables, para que el país se pueda adaptar a las exigencias de los consumidores; la lucha frontal y permanente contra el contrabando; mantener y mejorar las condiciones de navegabilidad de nuestra principal vía de conexión al mundo, la hidrovía Paraguay – Paraná, y; el establecimiento por ley del régimen de admisión temporaria para importar materias primas agrícolas, de modo a que nuestras industrias puedan contar con las mismas herramientas que sus pares de otros países, entre las principales acciones que esperan se puedan concretar.
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Cabe señalar que en buenos años la producción de soja, nuestra principal oleaginosa, se ubica entre 10 y 11 millones de toneladas anuales, mientras que la capacidad instalada de procesamiento de las industrias aceiteras locales es de solo 4,2 millones de toneladas anuales, es decir, menos de la mitad.