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Ante la inminente aplicación del reglamento 1115 de la Unión Europea, que regirá sobre la soja, la carne y la madera que se exportará a dicho continente, y que exige que provengan de zonas no deforestadas desde el 31 de diciembre año 2020, el titular de Fecoprod explicó: “Nosotros como gremio estamos trabajando para cumplir las exigencias.
Capeco, Cappro, UGP y Fecoprod estamos diseñando un sistema de identificación de soja libre de deforestación de carácter privado y voluntario, para que los interesados en vender a la Unión Europea puedan hacerlo. Pero en este proceso nos encontramos con muchas incertidumbres de cómo en la práctica se logrará todo esto”.
Preocupación
“En su momento nuestra cancillería elevó una nota ante la Organización Mundial del Comercio, expresando su preocupación de que el Reglamento 1115 pueda afectar al libre comercio, pero lastimosamente no tuvimos respuesta. Por tanto, apuntando hacia adelante nos aliamos con profesionales que trabajan en el mismo tema en Argentina, ya que ellos están con las mismas exigencias y gran parte de nuestra soja va a la Argentina (75 por ciento). También formamos parte de la mesa público-privada que lidera el Ministerio de Industria y Comercio en la misma temática”, explico Fast.
¿Cómo los productores van a poder cumplir el Reglamento 1115 de la UE?
“Como primer punto, la Unión Europea tiene que aclarar todo lo relacionado a la implementación, que es algo que esta pendiente. Lastimosamente se tienen que hacer los flujogramas y establecer las responsabilidades de todos los integrantes de la cadena en cuestión, ya sea soja, carne o madera. También se tiene que saber cuánto cuesta todo esto y lo que implica para el productor. Recién ahí, como gremio, podemos informar a los productores asociados. Y el último punto a tener en cuenta es ver si los productores deciden vender a la Unión Europea”, enfatizó el titular de Fecoprod.
Proteccionismo disfrazado con manto ambiental
“El reglamento 1115 de la Unión Europea, según expresan, tiene como objetivo frenar la deforestación y proteger la naturaleza. Lo que se logrará realmente, en la práctica, es imponernos a nosotros y al resto del mundo una barrera comercial más. Es proteccionismo económico disfrazado de un manto ambiental. Porque no reducirá la deforestación (en caso de la soja paraguaya es solo el 0,1% o 1 de cada 1.000 hectáreas). En vez de excluir a ese 1 productor que no cumple, se le castiga a los 999 que están haciendo bien su trabajo, con más reglamentaciones, burocracia y costos para poder vender su producción”, finalizo el ingeniero.