Crisis de las aceiteras: molienda registró una caída del 12% al cierre de 2024

La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) reportó que, tal como se venía proyectando, la molienda cerró el 2024 con una caída del 12%, siendo diciembre el mes en que se obtuvo el volumen de procesamiento más bajo de la última década. Pese al complejo panorama, las industrias aceiteras no pierden la esperanza de que se estructuren políticas que les permitan mejorar sus condiciones de competitividad “en un futuro cercano”.

Imagen representativa de una industria aceitera de Paraguay
Cappro insta a la implementación de políticas públicas que fortalezcan las agroindustrias “como eslabón fundamental para seguir avanzando en la cadena de valor de las oleaginosas”.

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La crisis que atraviesa la industria aceitera nacional se evidenció en los resultados que arrojó la molienda hasta diciembre del año pasado. En ese mes, se industrializaron apenas 6.212 toneladas de oleaginosas, el volumen mensual más bajo en prácticamente una década. De esta forma, el procesamiento acumulado en el 2024 alcanzó las 2.648.267 toneladas, que implica una reducción de más de 284.000 toneladas (12% menos) con relación al mismo lapso del 2023, cuando el registro ascendió a 2.933.185 toneladas de soja.

“Aún así, se mantiene la esperanza de que se puedan mejorar las condiciones de competitividad para la industria aceitera nacional en el futuro cercano y podamos pensar, primero en utilizar a pleno la capacidad instalada que ya existe en el país, para luego apuntar a aumentar las inversiones en el sector y poder anclar el desarrollo de tantas otras industrias vinculadas como, por ejemplo, biocombustibles y la cría de ganado menor”, indicaron desde Cappro.

Con los resultados de diciembre de 2024, se cierra el quinto mes consecutivo de caída en el sector, lo que lamentaron confirma “las muy malas expectativas que se venían anunciando para las aceiteras”. De acuerdo con el informe, implica además que la utilización de la capacidad instalada cierra el año con apenas un 61%.

“En los últimos 4 años, la ociosidad en las industrias aceiteras nacionales fue superior al 33%: al menos una de cada tres toneladas de soja a la que se pudo haber agregado valor en el país fue desaprovechada debido a que las condiciones de competitividad en el país no son las ideales, por lo cual más de nuestras materias primas agrícolas son procesadas en el exterior”, subrayaron.

Baja participación industrial en el complejo sojero

Según destacó la Cappro, los productos industrializados a partir de la soja generaron en el 2024 divisas por un valor de US$ 1.007,3 millones, que implica una caída de más de US$ 400 millones con relación al nivel del año anterior. Este valor representa apenas un 24% de todo lo generado por el complejo soja, el registro más bajo de los últimos 10 años.

Enfatizaron en que este es otro de los factores que confirma la crítica situación que enfrenta la industria aceitera nacional por la falta de condiciones para competir en igualdad con las fábricas de otros países. “Una industria más sólida no solo generaría más divisas que las que pueden ingresar con la exportación en estado natural, sino también más puestos de trabajo de forma directa e indirecta”, agregaron.

Reclaman la consolidación de una política industrial

Para materializar el gran potencial de las aceiteras, ya sea en términos de generación de empleos o el impulso a otras industrias vinculadas (biocombustibles y la cría de ganado menor), la Cappro mencionó que primeramente se deben levantar algunas de las restricciones que limitan la capacidad de las agroindustrias locales para competir en igualdad de condiciones con las fábricas de otros países.

Actualmente, las agroindustrias son las únicas que no tienen derecho a la devolución del IVA al exportar productos procesados. A este escenario se suma la ausencia de un régimen de admisión temporaria, que permita aprovechar momentos específicos en los que resulte económicamente viable comprar soja de otros países y limitar así la ociosidad de la industria local, señaló el gremio.

“Tan limitada ha sido su competitividad en los últimos años que la agroindustria nacional ha trabajado con una capacidad ociosa importante y, en este año récord de producción primaria de soja, se procesó menos del 25% de todo lo cosechado. Esto resalta la necesidad de avanzar hacia una mayor industrialización dentro del país, aprovechando el potencial existente”, hicieron hincapié.

Recordaron que, aunque se esté aprovechando únicamente un pequeño porcentaje de su potencial, la industria aceitera ha tenido un impacto positivo en varias industrias conexas como la producción de ganado menor y más recientemente en la de biocombustibles, lo que genera oportunidades en sectores que refuerzan el tejido económico del país. De ahí que instaron a la implementación de políticas públicas que fortalezcan las agroindustrias “como eslabón fundamental para seguir avanzando en la cadena de valor de las oleaginosas”.

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