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El representante de Sindicato de Trabajadores de la Construcción del Brazo Aña Cuá – Margen Derecha (Sitracbamd), Vidal Cáceres Caballero, indicó que, si bien existen intenciones de concluir la construcción, el problema radica en la cuantificación final del proyecto, lo que ha generado un proceso de reprogramación y revisión económica. “La verdad que no hay todavía una reactivación porque está sobre la discusión del costo final de la obra. Va a haber una variación y el tema es complicado porque no pueden llegar a un consenso”, manifestó.
En este contexto, el abogado señaló que lo que saben los obreros es lo que se publicó en la prensa. Mientras tanto, según información recopilada por Cáceres Caballero, las actividades en el sitio de la obra se limitan a trabajos de reparación de estructuras deterioradas y labores de mantenimiento y seguridad.
En la actualidad, dijo que hay alrededor de 100 a 200 trabajadores en ambas márgenes del río Paraná, una cifra significativamente menor en comparación con el pico de 1.300 obreros que participaron en la fase activa del proyecto.
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“La obra sigue. La obra no está paralizada. Se paralizó por un tiempo la obra civil, pero luego se llegó a un plan transitorio que está ejecutando la empresa WRT, en un movimiento menor de lo que se necesita”, contó recientemente el jefe financiero paraguayo de Yacyretá, Federico “Tito” Vergara.
Comentó que desde octubre fue reactivada la obra, luego de que se llegó al acuerdo de un programa de transición hasta marzo de este año.
La crisis de Aña Cuá
La crisis de Aña Cuá se originó con la caída financiera del Consorcio Aña Cua WRT (integrado inicialmente por las empresas Astaldi, Rovella y Tecnodil, y actualmente por Webuild, en reemplazo de Astaldi). Esto derivó en el despido masivo de trabajadores y la presentación de demandas judiciales para exigir el cumplimiento de sus derechos laborales. Algunas de estas acciones lograron medidas cautelares que permitieron la reincorporación parcial de obreros, pero la mayoría de los despedidos sigue sin una solución.
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El sindicato y su representante también apuntan responsabilidades a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) por no haber tomado medidas preventivas para evitar el colapso del consorcio constructor. Cáceres Caballero recordó que la empresa Astaldi, inicialmente parte del consorcio, ya atravesaba dificultades económicas al momento de la licitación.
El impacto de la paralización no solo afecta a los trabajadores, sino también a las comunidades cercanas como Ayolas, donde la reducción de empleo generó una crisis social y económica. Además, el retraso en la finalización del proyecto implica la pérdida de oportunidades para el desarrollo regional.
Faltan US$ 400 millones
La falta de definiciones concretas mantiene en vilo el futuro de Aña Cuá. El requerimiento financiero para completar el proyecto asciende a aproximadamente US$ 400 millones, sumados a los más de US$ 200 millones ya invertidos. Por lo que en total, la obra tendría un costo cercano a los US$ 600 millones, conforme a las estimaciones iniciales, según indicó el jefe financiero paraguayo de Yacyretá.
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Contó además que se analizan diversas opciones para financiar la obra, entre ellas, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y también bancos privados. Sobre el posible interés de Itaipú en Aña Cua, Vergara señaló que no existe una intención de control por parte de la binacional Itaipú, sino que el objetivo es fortalecer la cooperación y el intercambio de experiencias.
Los trabajadores y el sindicato exigen una pronta resolución que garantice la continuidad del proyecto y el respeto a los derechos laborales de quienes dependen de la obra.