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La producción de soja de la zafra 2023/2024 fue superior a las 11 millones de toneladas, pero la molienda o procesamiento fue tan solo de 2.576.202 toneladas, que representó únicamente el 25% de la cosecha nacional y demuestra el gran potencial de crecimiento que aún tiene el sector industrial aceitero, señaló este miércoles la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
“La capacidad instalada para la molienda de la oleaginosa es actualmente de 4,23 millones de toneladas y, aunque se podría aumentar en más del 100%, las industrias no proyectan nuevas inversiones para ampliar sus respectivas capacidades de procesamiento”, resaltó. Esta perspectiva responde al promedio de ociosidad industrial en los últimos años, que estuvo en torno al 33% debido a múltiples factores como, por ejemplo, el cambio de las normativas impositivas.
Recordó que, actualmente, las industrias aceiteras son las únicas que no tienen derecho a la devolución del IVA al exportar productos industrializados, lo que les resta competitividad frente a las industrias de otros países que sí cuentan con medidas favorables para procesar dentro de sus territorios.
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Baja participación de productos industrializados en las exportaciones
La Cappro enfatizó en que la molienda total de soja y otras oleaginosas durante el 2024 fue de 2.648.267 toneladas, cifra que representó una reducción de 12% con relación al 2023 y significó la utilización de apenas el 61% de la capacidad instalada nacional.
A la par, los productos industrializados a partir de la soja generaron durante el año 2024 divisas por un valor de US$ 1.007,34 millones, que implicó una caída de más de US$ 400 millones con relación al periodo anterior. “Ese valor representa apenas un 24% de todo lo generado por el complejo soja, el registro más bajo de los últimos 10 años”, añadió.
Las razones para apostar por la agroindustria
El gremio destacó que la industria aceitera genera un impacto positivo en la generación de fuentes de trabajo: en la actualidad emplea a más de 8.800 personas, 2.200 de manera directa en las plantas y aproximadamente 6.600 de manera indirecta. Además, recordó que su fortalecimiento servirá de impulso a otras industrias vinculadas, desde biocombustibles hasta la cría de ganado menor.
“Esto resalta la necesidad de avanzar hacia una mayor industrialización dentro del país, aprovechando el potencial existente. Apuntamos al objetivo de transformar al Paraguay en un referente mundial en la producción de alimentos y energía, promoviendo la competitividad y la innovación”, agregó.
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Subrayó que el camino hacia un Paraguay desarrollado requiere de una industria sólida, por lo cual es clave fortalecer primero las existentes y luego apuntar en atraer nuevas. “Para eso, es crucial implementar políticas públicas que devuelvan la competitividad a las aceiteras, como eslabón fundamental para seguir avanzando en la cadena de valor de las oleaginosas”, enfatizó.