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La reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel global del 10 % a las importaciones podría representar una oportunidad estratégica para Paraguay. Así lo señalaron los viceministros de Comercio y Servicios, Rodrigo Maluff, y de Industria, Marco Riquelme, quienes coincidieron en que, pese a la incertidumbre internacional, el país está bien posicionado para atraer inversiones y fortalecer sus exportaciones.
Rodrigo Maluff destacó que Paraguay ya cuenta con experiencia en el manejo de medidas de este tipo, y que el impacto directo sería limitado.
“Nos colocaron en un grupo relativamente no afectado, lo que abre oportunidades que deben analizarse sector por sector”, explicó. En ese sentido, mencionó que la balanza comercial deficitaria con Estados Unidos —con exportaciones anuales de entre 250 y 300 millones de dólares frente a importaciones que superan los 1.000 millones— representa un margen que el país puede aprovechar.
Uno de los sectores con mayor potencial es el cárnico, que exportó cerca de 150 millones de dólares el año pasado y que, según Maluff, no enfrentaría restricciones inmediatas. También subrayó las tendencias de nearshoring y friendshoring que se intensificaron durante la pandemia, y que podrían cobrar nuevo impulso.
“Países con superávit hacia Estados Unidos, como Vietnam, podrían buscar relocalizar su producción en Paraguay, aprovechando nuestra capacidad instalada y apertura comercial”, señaló.
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Paraguay como destino de inversiones
Por su parte, Marco Riquelme explicó que Estados Unidos clasificó a los países en tres grupos según su balanza comercial y niveles de reciprocidad arancelaria, ubicando a Paraguay en una categoría favorable.
“Exportamos 250 millones e importamos 1.250 millones; eso nos da un margen de 1.000 millones de dólares para desarrollar nuevas capacidades productivas”, detalló. Según el viceministro, este escenario puede acelerar una “reglobalización”, con empresas que diversifican riesgos geopolíticos y encuentran en Paraguay un destino atractivo por su estabilidad macroeconómica y vínculos estratégicos con aliados de EE.UU., como Taiwán.
Como ejemplo concreto, Riquelme mencionó el sector textil. Paraguay exporta 50 millones de dólares en algodón, pero importa 200 millones en hilo.
“Un productor de textiles en Malasia o Bangladesh, enfrentando nuevos aranceles, podría instalarse aquí y aprovechar nuestra materia prima”, sostuvo. A su criterio, la parte industrial es “fácil de desarrollar” en el país, ya que las empresas extranjeras ya disponen de los canales comerciales y solo necesitan inversión y capacidad local.
Ambos funcionarios coincidieron en que el gobierno debe actuar con visión estratégica, ajustando su discurso internacional y ofreciendo incentivos concretos para atraer inversión extranjera directa. Aunque los mercados aún evalúan los efectos de la propuesta arancelaria —como lo reflejan las recientes caídas bursátiles—, los viceministros aseguraron que Paraguay tiene una oportunidad real de transformar este contexto desafiante en una ventaja competitiva para su industria y comercio exterior.