El envejecimiento saludable como motor del crecimiento económico. El informe destaca que si bien la reducción de la población en edad de trabajar podría desacelerar el crecimiento y presionar los sistemas de pensiones y salud, uno de los factores positivos a destacar son los avances en la salud de los adultos mayores. En promedio, las personas de 70 años hoy poseen habilidades cognitivas comparables a las de un individuo de 53 años en el año 2000. Esta mejora en la capacidad funcional resulta una mayor participación laboral y productividad entre los mayores de 50 años.
Con la utilización de datos de encuestas que se realizaron a más de un millón de personas en 41 economías, el informe del FMI explica que las cohortes más recientes no solo viven más, sino que también lo hacen con mejor salud. Esto se traduce en mayores tasas de participación laboral, más horas trabajadas semanalmente y mayores ingresos laborales. En términos macroeconómicos, se estima que las mejoras en el envejecimiento saludable podrían aportar aproximadamente 0,4 puntos porcentuales anuales al crecimiento del PIB mundial entre 2025 y 2050.
Sin embargo, como menciona el documento, este impulso no será suficiente para evitar una desaceleración global. Bajo las políticas actuales, el crecimiento económico promedio se reduciría 1,1 puntos porcentuales en comparación con niveles anteriores, donde el envejecimiento será responsable de tres cuartas partes de esta caída. Adicionalmente, el incremento en la tasa de dependencia de los mayores impondrá mayores exigencias fiscales, lo que aumentará la necesidad de estabilizar las relaciones deuda/PIB a través de mayores balances primarios.
El informe también señala que las tendencias demográficas son heterogéneas: mientras las economías avanzadas y algunos mercados emergentes experimentan una rápida transición, los países de bajos ingresos aún tienen una ventana para aprovechar los dividendos demográficos. No obstante, este margen en la actualidad se cierra rápidamente.
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Situación poblacional en Paraguay
En Paraguay, el envejecimiento poblacional también aumentó a lo largo de los años. De acuerdo con el último censo del Instituto Nacional de Estadística (INE), la proporción de personas de 65 años y más se duplicó en las últimas cuatro décadas, al pasar de 4,3% en 1982 a 8,6% en 2022, como se muestra en el Gráfico 1.
Esta dinámica que sucede en Paraguay es precisamente la que menciona el documento: cada vez más personas alcanzan la adultez, pero las condiciones en que lo hacen varían significativamente. Factores como el nivel socioeconómico y el grado de desarrollo de la economía podrían influir directamente en cómo se experimenta el envejecimiento.
Para que nuestro país pueda beneficiarse del envejecimiento saludable, es fundamental tener en consideración ciertos factores que podrían limitar su aprovechamiento. Entre ellos, se destaca la alta informalidad laboral, la cual está estrechamente vinculada con la falta de cobertura del sistema de seguridad social. Esta situación provoca que un gran número de personas, en su mayoría adultos mayores, trabajen de forma precaria.
En Paraguay, la alta informalidad laboral representa uno de los mayores desafíos para enfrentar adecuadamente el envejecimiento poblacional. Esta situación tiene consecuencias directas sobre el bienestar de las personas, ya que una gran proporción llega a la vejez sin contribuir al sistema jubilatorio, lo que limita sus posibilidades de acceder a una pensión o jubilación digna.
En este contexto, muchos adultos mayores se ven obligados a trabajar más allá de la edad de retiro, frecuentemente, con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas. Además, la falta de cobertura médica adecuada entre trabajadores informales agrava los riesgos de exclusión social y deterioro en la calidad de vida en la vejez. Esta combinación de factores convierte al envejecimiento en Paraguay en un proceso desigual y condicionado por las brechas estructurales del mercado laboral, que requieren reformas tanto en el ámbito laboral como en la seguridad social.
Además, a esto se suma la presión fiscal que enfrentaría el sistema jubilatorio en los próximos años. La caída en la tasa de natalidad anticipa un escenario en el que habrá menos personas activas que aportarán al sistema, lo cual dificultaría sostener el número creciente de jubilados.
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Cómo responder al envejecimiento global en el futuro
El FMI subraya la necesidad de un enfoque de políticas multifacético. Promover el envejecimiento saludable, elevar la edad efectiva de retiro en línea con la esperanza de vida y reducir las brechas de participación laboral de género, son acciones claves para contrarrestar los efectos del envejecimiento. En conjunto, estas políticas podrían elevar el crecimiento anual en 0,6 puntos porcentuales durante los próximos 25 años, lo cual podría mitigar casi tres cuartas partes del impacto demográfico.
Finalmente, el informe advierte que si bien el envejecimiento es un fenómeno inevitable, su impacto económico no está predeterminado. Con estrategias adecuadas, es posible transformar el reto del envejecimiento en una oportunidad para construir economías más resilientes, inclusivas y sostenibles.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones