“No existe ninguna certeza de que los materiales estén defectuosos”, afirmó Jorge Sebastián Riera Prim, representante de la empresa proveedora de materiales refractarios para la Industria Nacional del Cemento (INC), manejada por Gerardo Guerrero Agusti, utilizados en el horno de clínker de Vallemí, el cual presentó fallas pocas semanas después de su mantenimiento anual.
Estas declaraciones se dan en medio de cuestionamientos por los problemas técnicos del horno, que volvió a detenerse desde el martes de la semana pasada y recién fue reactivado ocho días después (sigue en etapa de calentamiento). Según fuentes internas, la causa principal sería el desgaste de los materiales refractarios, presuntamente por la baja calidad de los materiales utilizados durante la última intervención. Pero el titular de la estatal sigue sin dar explicaciones.
Llama la atención que el horno haya dejado de funcionar tan pronto después del mantenimiento anual, tras el cual debía operar de forma continua por al menos diez meses. Más preocupante aún es que se hayan producido fallas a pesar de la millonaria inversión estatal en materiales refractarios.
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En este contexto, la cementera estatal adjudicó, bajo la modalidad de subasta a la baja electrónica, una licitación para la “adquisición de ladrillos, hormigones refractarios y manta cerámica para la fábrica de Vallemí” a la empresa IMER S.R.L., representada por Riera. El contrato fue firmado el 5 de diciembre del año pasado por G. 12.299.984.020, según datos publicados en el portal de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP).

Enviaron muestras al INT
Riera señaló que, hasta la fecha, no ha recibido ningún pago del monto contractual. Aclaró que, al enterarse de los inconvenientes, solicitaron los certificados de calidad y enviaron muestras al Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología (INTN), donde aún se encuentran en análisis.
Según el contrato, los materiales debían ser de la marca Sudamín, de origen brasileño. Sin embargo, Riera confirmó que se importaron desde China, ya que la fábrica que produce para dicha marca tiene operaciones en varios países. Aseguró que, de detectarse cualquier defecto de fabricación, el material será repuesto de inmediato, y añadió que se trata del mismo producto utilizado en la planta de Cecon, “sin ningún problema”.
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“Se usa en todo el mundo. No es una fábrica pequeña, es una multinacional. Esta vez, por una cuestión de disponibilidad de aluminio, tuvimos que importar desde China, pero es la misma empresa. Tiene fábricas en Colombia, Brasil, China y Tailandia”, afirmó.
También mencionó que un técnico colombiano llegará próximamente, y otro brasileño ya se encuentra en la planta para analizar la situación. Indicó que existen informes preliminares, pero que aún no serán divulgados.
¿Cómo una empresa sin experiencia fue contratada por INC?
Consultado sobre cómo su empresa, sin experiencia previa en la provisión de materiales refractarios, fue contratada por la INC, Riera explicó que no es necesario tener experiencia en el rubro, ya que su empresa se limita a adquirir los materiales de un proveedor de confianza, entregar el producto y cobrar una vez instalado.
Uno de los puntos más criticados por los trabajadores de la cementera es que el experto colombiano Alexander González Pinzón, contratado por casi G. 1.000 millones por la INC para el “gerenciamiento de proyectos”, habría sido quien recomendó la contratación de IMER, a pesar de que la empresa no contaba con experiencia comprobada en el sector.
En este sentido, Riera admitió conocer al experto, ya que trabajó anteriormente en la INC. Inicialmente negó que González Pinzón estuviera contratado por la entidad, hasta que se le mostró evidencia oficial publicada en el portal de Contrataciones Públicas.