Algunas empresas fraccionadoras de Gas Licuado de Petróleo (GLP) confirmaron un aumento de G. 500 por kilo del gas doméstico y G. 250 por litro del gas vehicular, según se informó este sábado. El ajuste, que comenzó a regir esta semana, provocó indignación y sorpresa entre la ciudadanía.
Uno de los emblemas que subió su tarifa fue Gas Total. Su representante, Ausberto Ortellado, explicó que la falta de provisión del producto por parte de la empresa boliviana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) afectó los precios, obligando a los proveedores argentinos a incrementar sus valores de comercialización, hecho que impacta directamente en el precio final al consumidor.
“Nosotros, como Gas Total, subimos 500 guaraníes por kilo a partir del lunes pasado. Lastimosamente, ocurrieron algunos hechos en nuestro rubro, como la falta de provisión de Bolivia desde hace cuatro meses. No nos están dando ni un solo kilo a ninguna de las empresas. La gente de YPFB no está exportando ni un solo kilo”, manifestó.
“Esto hizo que Argentina, como único proveedor disponible, aumentará su premio de 50 a 150 dólares por tonelada. Estamos hablando de una suba demasiado importante. Y no hay que dejar de tener en cuenta que, desde la última suba hasta ahora, el dólar trepó más del 5%. Todo eso hace que sea imposible absorber el incremento y, lamentablemente, tenemos que trasladarlo al precio final”.
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Algunas importadoras siguen sin ajustar sus precios
Por su parte, el presidente de la Cámara Paraguaya del Gas (Capagas), Gustavo Lucero, señaló que algunas empresas aún están aguantando el aumento y no remarcaron sus precios. También resaltó la falta de provisión de gas por parte de Bolivia, a pesar de que las empresas paraguayas tienen contratos vigentes con la estatal del país vecino.
“Lo más importante que se debe informar es que desde febrero Bolivia dejó de proveernos, debido al aumento del consumo en su mercado interno, por lo que se quedaron sin excedentes para exportar. Teníamos contrato vigente hasta agosto de 2025, pero ellos invocaron fuerza mayor —cláusula contemplada en el contrato— desde marzo para dejar de suministrarnos”, explicó.
Añadió que, ante esta situación, las empresas están importando de diversos proveedores argentinos, “con bajas y altas en los precios de compra”. También señaló que, en el caso de las empresas que integran Capagas, hasta el momento han logrado sostener los precios para no afectar un producto esencial para la economía de todas las familias.
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“Entiendo que en los meses de junio, julio y agosto, cuando la materia prima escasea y los precios de compra son más elevados, los importadores deberán evaluar sus diferentes estructuras de costo. No obstante, si alguna empresa ha reajustado su precio, se debe a incrementos en sus costos que escapan a mi conocimiento”, añadió.
Aclaró que, por el momento, desde Copetrolgas y Sugas no se prevé ningún reajuste en los precios de venta, ni medidas que afecten a la canasta familiar.
Cocineras del Mercadito están indignadas
María Martínez, una de las cocineras del tradicional comedor del Mercado Municipal N.º 1 de Asunción —uno de los centros gastronómicos más emblemáticos de la ciudad— dijo que, ante el nuevo aumento del precio del gas, utiliza una cocina de inducción, como alternativa para no tener que subir los precios de sus platos.
“Yo mando a cargar y uso la cocina de inducción para amortiguar, sobre todo para el caldo, que es lo que más consume gas. Así lo manejamos. Trato de mantener mis precios, porque si no, no pasa nada. Ya no entra más la gente”, afirmó.
Comentó que una garrafa de 13 kilos le dura entre seis y ocho días, y que la suele recargar por G. 115.000, como una forma de ahorrar.
Ña Mari, del comedor Ña Mary, otra de las históricas cocineras del lugar, afirmó que no le sorprende que los aumentos se den sin previo aviso.
“Mil guaraníes es lo máximo que se puede subir, no más de G. 1.000 o G. 2.000, porque el sueldo no sube. No se puede subir el precio de la comida, entonces la gente ya no compra, nomás trae de su casa. Por eso justamente hay menos gente. En comparación con hace dos años, esto bajó muchísimo. Hay dos o tres locales cerrados acá”, lamentó.