Crecen escolaridad e ingresos, pero persisten brechas laborales por género y ocupación

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Paraguay permiten observar con claridad cómo el nivel educativo influye en los ingresos laborales del país. Al analizar la información del primer trimestre de 2022 y del mismo periodo de 2025, se confirma una relación directa entre años de estudio e ingresos mensuales, aunque persisten marcadas diferencias entre categorías ocupacionales. El análisis abarca tanto trabajadores del sector público y privado, como independientes y trabajadores domésticos, e incorpora también la brecha salarial entre hombres y mujeres, una disparidad que continúa siendo estructural en el mercado laboral paraguayo.

El INE confirma que a mayor nivel educativo, mayores ingresos en Paraguay, aunque persisten brechas por tipo de empleo y género.
El INE confirma que a mayor nivel educativo, mayores ingresos en Paraguay, aunque persisten brechas por tipo de empleo y género.

En el total país, el promedio de años de estudio de la población ocupada pasó de 10,1 años en 2022 a 10,5 años en 2025. A la par, el ingreso mensual corriente promedio aumentó de G. 2.391.200 a G. 3.122.200, lo que representa un crecimiento absoluto de G. 731.000, equivalente a una variación relativa del 31%. Este comportamiento general confirma una tendencia de mejora tanto educativa como salarial, aunque las diferencias entre grupos y géneros revelan matices importantes.

El caso más representativo de la relación educación-ingresos es el del sector público. Se observa que el promedio de años de estudio se mantuvo en 14,8 años y en el mismo periodo, sus ingresos mensuales pasaron de G. 4.002.100 a G. 5.116.300, un aumento de G. 1.094.200. Este grupo no solo registra el mayor nivel educativo, sino también la mejor remuneración.

Por el contrario, los trabajadores domésticos continúan siendo el grupo con menor escolaridad y el ingreso más bajo. En 2022 promediaban 8,5 años de estudio y en 2025 aumentaron a 8,7 años. Su salario mensual creció de G. 1.328.300 a G. 1.586.600, con una variación absoluta de solo G. 258.300. La evolución confirma que las ocupaciones menos calificadas no solo siguen siendo las peor remuneradas, sino que además tienen un crecimiento salarial muy limitado.

Promedio de años de estudio de la población ocupada
Promedio de años de estudio de la población ocupada

Por su parte, el sector privado muestra un panorama intermedio. Entre 2022 y 2025 el promedio de años de estudio de los empleados u obreros privados aumentó de 11 a 11,2 años, mientras que el ingreso mensual creció de G. 2.538.200 a G. 3.189.700, es decir, G. 651.500 adicionales. Si bien este grupo no alcanza los niveles del sector público, presenta una relación estable entre educación e ingresos, con mejoras consistentes en ambos indicadores.

Entre los trabajadores independientes, el nivel educativo pasó de 9,7 a 10 años, mientras que los ingresos crecieron de G. 2.017.600 a G. 2.771.400, lo que representa G. 753.800 adicionales. A pesar de su menor nivel educativo, este grupo presenta ingresos relativamente altos, probablemente debido a la heterogeneidad de ocupaciones, que incluyen actividades formales e informales, así como profesionales con o sin título.

Más allá de las diferencias por categoría ocupacional, los datos del INE también permiten evidenciar una persistente brecha salarial entre hombres y mujeres, aún cuando estas presentan, en promedio, un mayor nivel educativo. En el total país, las mujeres registraban 10,5 años de estudio en 2022 frente a los 9,8 años de los hombres, diferencia que se amplió a 10,9 versus 10,2 en 2025. Sin embargo, los ingresos de las mujeres siguen siendo menores: mientras que los hombres pasaron de G. 2.626.800 en 2022 a G. 3.442.100 en 2025, las mujeres solo de G. 2.056.700 a G. 2.662.000, es decir, una diferencia absoluta de G. 780.100. Esto implica que, en promedio, las mujeres ganan un 22,7% menos que los hombres, a pesar de contar con mayor formación académica.

La brecha se replica en todos los segmentos. En el sector público, las mujeres ganan en promedio G. 4.948.200 frente a los G. 5.320.100 de los hombres, mientras que en el sector privado esta diferencia se amplía aún más: G. 3.018.200 para mujeres contra G. 3.258.300 para hombres. Incluso en el trabajo doméstico, donde el empleo es mayoritariamente femenino, el ingreso promedio de las mujeres (G. 1.567.700) se mantiene por debajo del de los hombres (G. 1.936.000).

En resumen, los datos del INE confirman que los años de estudio siguen siendo un factor clave para mejorar los ingresos laborales. No obstante, el acceso a una mejor educación no es suficiente para cerrar las brechas entre categorías ocupacionales ni para eliminar la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. Persisten grandes disparidades estructurales que requieren de políticas públicas integrales: una mayor valorización del trabajo no calificado, medidas de formalización y, especialmente, políticas activas de igualdad de género en el mercado laboral. Solo así se podrá avanzar hacia un modelo de crecimiento más inclusivo y equitativo.

* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.

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