El viceministro Mauricio Bejarano explicó que, aunque la ubicación no cambió — el Chaco Central, una zona con alta radiación solar y amplia disponibilidad de espacio —, el pliego inicial no resultó lo suficientemente competitivo.
Para corregirlo, el Gobierno contó con la asesoría del Banco Mundial y de un especialista uruguayo, dada la experiencia exitosa de Uruguay en la inserción de energías renovables, especialmente eólica.
Uno de los principales obstáculos identificados fue la duración de los contratos. El plan original preveía un máximo de 15 años, pero los inversionistas reclamaban plazos de hasta 30 años. “En realidad, 25 años es lo habitual para la solar fotovoltaica”, señaló Bejarano.
El proyecto para la nueva normativa contempla además un fondo de garantía —un fideicomiso— que asegura el pago comprometido de un año de compra de energía, una demanda recurrente de los interesados.
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Con la nueva ley y el rediseño de la licitación, el Gobierno espera que la planta solar fotovoltaica del Chaco se convierta en un proyecto competitivo, capaz de atraer capital internacional y de posicionar al país en la transición energética regional.

Planta solar: destacan comercialización más flexible
Otro aspecto innovador es la apertura de modalidades de comercialización más flexibles. La ley reconoce figuras como el autogenerador, cogenerador, generador y exportador, que podrán vender energía a la ANDE, a concesionados, a grandes consumidores o incluso al mercado externo, dijo.
“Existe la posibilidad de que si tengo un pequeño parque solar en mi casa y genero menos de un megavatio, la ANDE está obligada a comprar ese excedente”, ejemplificó.
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El viceministro destacó también el potencial de exportación. Con el nodo de salida habilitado en Itaipú, Paraguay podrá vender electricidad generada de otras fuentes a Brasil y, eventualmente, a Argentina. En paralelo, se proyecta la instalación de convertidoras de frecuencia bidireccional que permitirán ampliar la interconexión y avanzar hacia un mercado regional de energía.
Bejarano subrayó que el objetivo es crear un mercado subregional junto con Argentina, Brasil y Uruguay, en el marco del CIESUR. “Estamos hablando de la necesidad de integrar no solo electrones, sino también moléculas, por eso se proyecta el gasoducto. Es una necesidad regional”, apuntó.
En el caso del Cono Sur, dijo, la estrategia pasa por fortalecer primero la integración subregional antes de aspirar a un esquema continental.