El más reciente análisis de Bloomberg con datos de Deep Tech LATAM 2025 de la consultora Emerge en alianza con Cubo Itaú sobre la inversión en deep tech, tecnologías de frontera basadas en investigación científica avanzada, muestra que Chile se ha posicionado como el país que más capital atrajo en la región, con US$ 607 millones, seguido por Argentina con US$ 486 millones y Brasil con US$ 216,2 millones. Estas cifras marcan un punto de inflexión en la dinámica de innovación latinoamericana, evidenciando una transformación estructural en el destino del capital de riesgo hacia sectores de mayor sofisticación tecnológica.
El informe resalta que, aunque Brasil concentra la mayor cantidad de startups de este tipo (alrededor del 72,3% del total regional), no lidera en captación de capital, sugiriendo que la magnitud del ecosistema no siempre se traduce en mayor inversión, y que factores como la estabilidad regulatoria, los incentivos fiscales y la articulación entre universidades, centros de investigación y empresas pueden ser determinantes para atraer fondos internacionales. En el caso de Brasil, leyes como la “Ley del Bien” y el “Marco Legal de la Innovación” han sido esenciales para incentivar la investigación y el desarrollo, permitiendo a las empresas acceder a beneficios fiscales y financiamiento público. Chile y Argentina, por su parte, han consolidado ecosistemas tecnológicos más visibles en el mercado internacional, impulsados por startups con alto nivel de especialización y capacidad para generar retornos sostenibles.
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En términos agregados, América Latina movilizó alrededor de US$ 1.500 millones en inversiones deep tech en 2025, con proyecciones que apuntan a más de US$ 3.400 millones hacia 2032. Aunque estas cifras son alentadoras, siguen siendo reducidas frente a otras regiones: Estados Unidos invierte cerca de US$ 32.000 millones, Europa unos US$ 18.000 millones y China alrededor de US$ 12.400 millones. La brecha refleja el reto de la región para consolidar una masa crítica de innovación que pueda competir globalmente.
Bloomberg también destaca que el liderazgo de Chile y Argentina se explica por rondas de inversión de alto impacto protagonizadas por empresas que lograron captar la atención de fondos internacionales. Este tipo de operaciones generan un efecto derrame positivo sobre otros emprendimientos y elevan el perfil tecnológico de los países.
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En conjunto, el estudio evidencia que América Latina avanza hacia una nueva etapa en la que la tecnología de frontera se convierte en motor de desarrollo económico, aunque de manera desigual entre países.
Análisis regional: ausencia de Paraguay en mapa deep tech
La tabla de inversiones en startups deep tech de Deep Tech LATAM 2025 muestra una marcada concentración en los países del Cono Sur y México. Los montos registrados son los siguientes:
Chile (US$ 607 millones), Argentina (US$ 486 millones), Brasil (US$ 216,2 millones), México (US$ 128,8 millones), Colombia (US$ 74,2 millones), Uruguay (US$ 10,8 millones), Costa Rica (US$ 4,2 millones) y Perú (US$ 0,1 millones).

La lectura de estas cifras revela que la inversión está fuertemente concentrada en los primeros cuatro países, que absorben más del 95% del capital regional destinado a este tipo de emprendimientos. El resto de las economías muestra una brecha significativa, lo que pone de manifiesto la desigualdad en la capacidad de atraer fondos para innovación de alta complejidad.
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En este contexto, Paraguay no figura en el ránking, lo que indica una escasa presencia o visibilidad de proyectos deep tech en su ecosistema emprendedor, ausencia que puede responder a varios factores: el limitado desarrollo de políticas públicas específicas para innovación tecnológica, la falta de financiamiento de riesgo local y la débil vinculación entre la academia, el sector privado y el Estado.
No obstante, este rezago también puede interpretarse como una oportunidad. Paraguay cuenta con capital humano joven y costos competitivos que podrían favorecer la instalación de empresas tecnológicas si se impulsa una estrategia nacional de innovación.
La creación de fondos de inversión público-privados, la mejora de la infraestructura digital y el fortalecimiento de la educación científica podrían permitir que el país ingrese gradualmente en la próxima ola de inversión tecnológica en la región.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.