Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estiman que, hacia 2050, los precios internacionales de productos básicos podrían incrementarse de forma significativa: el maíz entre 87% y 106%, el arroz entre 31% y 78%, y el trigo entre 44% y 59%.
Esta tendencia, en ausencia de medidas de mitigación, tendría un impacto severo en los ingresos reales de los hogares y en la capacidad de los países más vulnerables para mantener el poder adquisitivo de sus poblaciones.
Las simulaciones globales muestran que un aumento del 10% en los precios de los alimentos podría elevar la pobreza mundial en 0,8 puntos porcentuales, mientras que para América Latina y el Caribe, un incremento del 20% podría expandir la pobreza promedio en 2,6 puntos.
En términos humanos, esto significaría que alrededor de 63,5 millones de personas caerían por debajo de la línea de pobreza. En la región, los países más expuestos a este deterioro serían Guatemala, Nicaragua y Perú, con aumentos superiores a cuatro puntos porcentuales en sus tasas de pobreza.
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El estudio también identifica que las áreas urbanas resultan más sensibles ante estos shocks de precios que las rurales, con un incremento estimado de 3,9 puntos porcentuales frente a 2,3 puntos respectivamente.

Esto se explica por la dependencia de los hogares urbanos de los mercados para su consumo alimentario y la ausencia de mecanismos propios de producción.
En ese sentido, la pobreza urbana no solo se amplía, sino que se profundiza, afectando a segmentos de población que anteriormente no se encontraban en situación de vulnerabilidad.
Impacto del aumento de precios en la pobreza: enfoque en Paraguay
Simulaciones realizadas por el BID revelaron cómo un aumento del 20% en los precios de los alimentos afectaría las tasas de pobreza y extrema pobreza en América Latina y el Caribe.
En el caso de Paraguay, el índice oficial de pobreza se ubica en 25,8%, mientras que, tras el shock simulado, la tasa ascendería a 29,2%. Esto implica un incremento de 3,4 puntos porcentuales, uno de los más pronunciados entre los países del Cono Sur, y evidencia la vulnerabilidad de los hogares paraguayos frente a variaciones en los precios de los alimentos.

En términos comparativos, Paraguay se encuentra en una posición intermedia dentro del ranking regional: menos afectado que países como Perú (de 30,1% a 35%), Bolivia (de 38,2% a 41,8%) o Nicaragua (de 41,7% a 45,7%), pero con un aumento mayor al observado en Brasil (de 22,6% a 24,3%) o Uruguay (de 17,5% a 19,1%).
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El escenario refleja la estructura socioeconómica del país, donde una parte importante de la población destina una proporción elevada de sus ingresos a la compra de alimentos, y donde el peso de los productos básicos en la canasta de consumo es considerable.
En cuanto a la pobreza extrema, Paraguay también muestra un deterioro significativo: el índice oficial se ubica en 3,7%, y con el aumento del 20% en los precios alimentarios, la simulación proyecta un ascenso hasta 10,9%. Este incremento ubica al país entre los más afectados de la región, junto a Panamá y El Salvador, y sugiere que los hogares con menores ingresos se verían especialmente comprometidos ante un shock de precios.
El análisis del BID permite observar que la pobreza no solo responde a factores de ingreso, sino también a la capacidad de los países para proteger a su población frente a shocks externos.
En este sentido, Paraguay enfrenta el desafío de fortalecer sus políticas sociales, diversificar sus fuentes de ingreso rural y mejorar la productividad agrícola con enfoque climático.
De no hacerlo, el aumento de los precios internacionales de los alimentos podría consolidarse como una fuente persistente de vulnerabilidad social y económica.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.
