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“Ni me di cuenta de los años que pasan, son tan vertiginosos, rápidos. Uno se distrae permanentemente. No tengo tiempo de pensar qué hice ayer ni qué puedo hacer mañana. Los años no son iguales, los días no son iguales, las horas tampoco, así que este vertiginoso camino que lleva 55 años es como si comenzara a nacer hoy”, dice Humberto Rubin fundador de Radio Ñandutí, que inició sus transmisiones un 29 de noviembre de 1962, desde Antequera c/ Herrera.
El medio de comunicación se ganó, a lo largo de medio siglo y más, la fidelidad de la audiencia que acompaña a diario las transmisiones de Rubin, y participa activamente al aire a través del Quinto Poder, ese espacio abierto al público y que la dictadura stronista no toleraba. La radio fue clausurada en la época stronista, pero volvió a operar en 1989, tras la caída de Stroessner.
¿Qué habría sido de la vida de Humberto Rubin, sin un micrófono? “No tengo la menor idea, nací con esto. quien sabe, habría hecho otra cosa, porque de hambre no me iba a morir. Pero resulta que cuando uno hace lo que le gusta es como si viviera en el paraíso. Y si el paraíso existe, es el paraíso hacer con tanta pasión lo que amo que es estar frente a un micrófono de radio”.
Ñandutí ha sido como una escuela familiar y de tantas personas a lo largo de casi medio siglo. ¿Se siente orgulloso? “Gloria suele decir, los hijos no biológicos. Y es cierto, son hijos no biológicos, pero hijos repartidos en diversos medios. Es difícil saber a quién uno quiere más, a los hijos biológicos o los que se formaron con nosotros. De todas maneras me siento tan orgulloso al ver a estos chicos que han salido de acá y que son auténticos triunfadores. Me pongo muy orgulloso de ellos y ahí sí, me siento papá”.