Volando entre sueños y realidad

Con “Travesía - Viaje 3” Nhi-Mu cierra un ciclo que empezó en 1997, y que tuvo su segunda parte en 2005. De esta última vez pasaron trece años para que la historia de sueños se complete. La puesta se despide con funciones hoy, mañana y el domingo, a las 21:00, en el galpón de la compañía ubicado en 25 de Mayo 1087 c/ Brasil.

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El galpón recibe al público a oscuras, y casi en la entrada la gente rodea un andamio donde se encuentra una mujer (Natalia Santos) a la espera del sonido que dará el puntapié (o que dará continuidad) a su viaje.

Una cortina se corre y ella se ve sumergida a un mundo onírico a través de un portal. Además, desde el primer momento el público integra la puesta (dirigida por Fátima Fernández Centurión y Selva Fox), pues debe moverse según las escenas que se van sucediendo.

Los arneses y las cuerdas no se hacen esperar y Nhi-Mu da rienda suelta a lo que viene desarrollando desde hace tantos años: el teatro aéreo. Así aparecen más personajes, como los habitantes del mundo al que llega la soñadora, al tiempo que la proyección de imágenes por la pared se suma al espectáculo. Completan la propuesta interdisciplinar la música en vivo, que recrea diversos climas que hacen sentir miedo, dudas, angustia, esperanza y felicidad.

Gracias a la convincente expresividad corporal, sobre todo facial, de los actores podemos entender que al comienzo los habitantes de este mundo reciben a la soñadora con cautela, curiosidad y hasta hostilidad. Tras una persecución donde se le saca el jugo al desplazamiento aéreo, existe un punto de quiebre, el cual uno puede descubrir presenciando la obra, y sacar sus propias conclusiones.

Los actores realizan un buen uso de todo el espacio físico, ya sea suspendiéndose de varias partes del techo y de las paredes, y recorriendo también el piso e, incluso, metiéndose entre los espectadores. Se suspenden en el aire tanto de forma individual como también en pares, sirviéndose del contacto físico.

La escenografía ayuda a sumergir a la gente en ese mundo de ilusión o fantasía, y en una parte del espacio están correctamente ubicados los músicos, quienes están en perfecta conjunción con los tiempos de la obra. Asimismo, la iluminación es como un personaje más, pues con cada color se crea un clima específico y así uno puede zambullirse aún más en la travesía.

El lenguaje del teatro aéreo confiere de un dinamismo extra a una puesta en escena y Nhi-Mu lo entendió sabiendo utilizar lo justo de este recurso. Vale la pena ver una obra donde se nota el trabajo y empeño tanto en escena como detrás de ella. Que el fin de esta travesía sea el impulso para que esta compañía vuele por nuevos trayectos. victoria.martinez@abc.com.py

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