Fracaso deportivo y económico

ROMA (EFE). La fallida clasificación de Italia para el Mundial de Rusia 2018, algo que no ocurría desde hace 60 años, no solo fue un grave fracaso deportivo sino que también tendrá un significativo impacto económico y social. La eliminación sufrida contra Suecia en la repesca, que vio a los italianos perder 0-1 la ida y no pasar del 0-0 en la vuelta de Milán, hundió a todo el país transalpino en la decepción y la indignación por un fracaso que afecta a todos.

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Más allá del aspecto deportivo, pues Italia se pierde el tercer Mundial de su historia tras los de 1930 y 1958, la falta de los Azzurri en la Copa del Mundo de Rusia generará un efecto negativo a nivel económico de decenas de millones de euros.

Según las estimaciones de la prensa, la Federación de Fútbol italiana (FIGC) ve escaparse 100 millones de dólares entre las primas que reparte la FIFA a los equipos clasificados y los descuentos que los 21 patrocinadores del equipo impondrán para el año que viene y en la negociación de los contratos de cara al Mundial Qatar 2022.

La FIGC iba a ganar 1,5 millones de dólares solo por participar y podía ingresar otros 8 millones de dólares en caso de clasificación en los octavos de final. Un eventual camino hasta los cuartos garantizaba unos 18 millones de dólares de premio y de allí hasta los 38 millones que embolsará el ganador del torneo.

El fracaso de Italia tendrá su efecto también a nivel de patrocinadores de la selección, que pagan una cantidad extra cuando el equipo alcanza vitrinas internacionales como una Eurocopa o un Mundial, y también en cuanto a derechos televisivos.

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