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La domiciliación permite que una vez que la remuneración se haya acreditado en la entidad financiera elegida por la entidad pagadora (en este caso el Estado optó por el Banco Nacional de Fomento - BNF), el cliente puede ejercer el derecho a decidir cuál será el banco a través del cual quiere percibir finalmente sus haberes. Así explicaron ayer en una reunión con periodistas Patricia Torrents, Claudia Bobadilla, Norma Prantte y José Brítez, gerentes y superintendentes, respectivamente, del Banco Itaú.
El proceso de migración de las cuentas, de una total de 108.000 funcionarios, desde los bancos privados al BNF se inició este mes, sigue en el próximo y se completará en diciembre, por disposición de la ley de presupuesto. Sin embargo, a la par de que la banca estatal da la bienvenida a los mismos, los bancos privados no solo buscan retener clientes sino también captar nuevos por la vía de la ya citada domiciliación, figura admitida por el Banco Central del Paraguay (BCP).
Según los ejecutivos, hay expectativa de que los funcionarios opten por seguir y explicaron que la domiciliación se puede hacer en dos momentos, pero por única vez: al recibir el contrato de apertura de cuenta de parte de la institución elegida por la empresa pagadora o luego de la apertura de la cuenta en cualquier momento.
Dejaron en claro que la transferencia a través de la domiciliación no tiene costo y debe depositarse como máximo el día hábil siguiente de haber recibido el crédito. Además, indicaron que un cliente al domiciliarse a otro banco mantiene también la cuenta en la entidad en que la empresa en la que trabaja paga el salario, y puede disponer de ello sin restricción.