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CURUGUATY. Dpto. de Canindeyú. (Alberto Núñez Barreto, corresponsal).Según los administradores de la propiedad, no existe control de la Secretaría del Ambiente (Seam) y lo que sí hay es una actitud cómplice de la policía del Departamento de Bosque y Asuntos Ambientales (Deboa). El destacamento del Deboa se encuentra a solo 100 metros de la salida de la reserva y tiene como función realizar controles, para, supuestamente, desalentar la acelerada deforestación de las reservas naturales de la zona. Sin embargo, los invasores atentan contra la naturaleza con total impunidad, denuncian los dueños de Campos Morombí (descendientes de Blas N. Riquelme).
La propiedad de los Riquelme tiene aproximadamente 60.000 Ha, de las cuales, unas 2.000 Ha habían sido donadas por la empresa al Estado paraguayo, que es el área donde se produjo la matanza de Curuguaty, en el año 2012. Los problemas de invasión y tala se registran en el área privada, de acuerdo con las explicaciones.
En una comunicación telefónica con Jorge Riquelme, uno de los hijos del finado Blas N. Riquelme, refirió que ellos ya realizaron innumerables denuncias ante las instituciones competentes. “Nosotros denunciamos, no es que no hacemos nada ante esta grave situación. Las instituciones deben hacer su trabajo, es preocupante. Creemos que allá arriba está el problema”, señaló el empresario, haciendo referencia a una presunta protección de las propias autoridades hacia los invasores.
Según los datos, a pesar de las denuncias realizadas por Campos Morombi, la Seam no ha hecho su trabajo en el marco del combate contra el masivo tráfico de madera y carbón. Además, existe gran preocupación porque días pasados, se llegó a detectar que otro grupo de invasores ingresó a otro sector de la reserva. Así, se identifican al menos cuatro grupos de supuestos “sintierras”, que solo estarían allí para deforestar.
En uno de los vídeos captados, se puede notar claramente la forma en que los infractores arrasan con los montes vírgenes, utilizando motosierras para realizar los cortes y acarrear en tractores las maderas, llamadas “durmientes”. Llevan estos hasta donde están los camiones, que los traslada fuera del inmueble para su posterior comercialización ilegal.
Sacan madera a través de 4 puntos
Por otro lado, la producción de carbón vegetal en la misma área protegida también se pudo constatar con el sobrevuelo realizado por los Riquelme, pues se observaron varios hornos en el sitio. Según trabajos de inteligencia efectuados por la Policía Nacional, existen cuatro puntos de salida de los camiones repletos de madera, pero no son incautados.
La estancia Lapacho, ubicada en la localidad de La Conquista (Alto Paraná), es una de las salidas; también la estancia JP, ubicada en la localidad de Yvyra Pytã, distrito de Yvy Pytã (Canindeyú); también la zona de Aguae, entre Yhû (Caaguazú) y Santa Lucía (Alto Paraná). Según los lugareños, constantemente hay movimiento de camiones en estas zonas, principalmente en horas de la noche.