Horacio Cartes condena al Chaco al no priorizar obras en el Pilcomayo

La Comisión Nacional del Pilcomayo no tiene fondos para realizar la limpieza del canal paraguayo. El Ministerio de Obras Públicas ni siquiera concluyó el proceso de licitación y Hacienda no transfiere fondos para ejecutar las obras. La administración Cartes condena al Chaco a enfrentar una dramática sequía.

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La Comisión Nacional del Pilcomayo no tiene fondos para ejecutar la limpieza del canal paraguayo.

El Ing. Óscar Salazar Yaryes confirmó que la licitación para ejecutar obras de rehabilitación del canal aún se encuentra en proceso.

La administración de los recursos de la comisión nacional es responsabilidad del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones.

La Unidad Operativa de Contrataciones del MOPC dilató en extremo todo el proceso de licitación.

La UOC, en definitiva, no funciona en forma independiente del ministerio, al contrario, responde a prioridades establecidas por el titular de la secretaría de Estado.

Estamos el 9 de noviembre y este es el momento en que ni siquiera existe proyecto para llevar adelante la rehabilitación del canal paraguayo.

El ministro de Obras Públicas, Ramón Jiménez Gaona, no estableció al Pilcomayo como una de las prioridades de su administración.

Lo mismo se puede decir del Ministerio de Hacienda, cuya titular, Lea Giménez, tampoco facilita los fondos para que las obras se puedan llevar a cabo.

Dos ministerios y una comisión nacional tienen responsabilidad directa en recuperar las aguas del río.

El interés de Horacio Cartes por la soberanía nacional tenemos a la vista: el Pilcomayo sigue en manos exclusivamente argentinas y la sequía pone en peligro tanto a la fauna silvestre como a la producción pecuaria.

Las consecuencias de la falta de agua no pueden ser peores y esta situación se ve reflejada en cada uno de los rincones del valle de inundación del Pilcomayo.

La sequía golpea sin piedad a la región y ni siquiera la existencia de 1.200.00 cabezas de ganado son suficientes para obligar al gobierno a reaccionar.

Estamos hablando de la cuarta parte de la producción nacional de ganado en peligro, con inversiones que superan fácilmente los 1.000 millones de dólares.

La fauna silvestre no puede ser tasada pero aquí las pérdidas son peores porque muchos de los animales tardarán años en volver a poblar nuestro Chaco.

Lo mismo se puede decir de la biodiversidad con especies que desaparecen al morir por la falta de agua.

Pozos que se secan

Alexis González, de la estancia San Jorge, en las inmediaciones del fortín General Díaz, relató las dificultades que están enfrentando por la falta de agua.

“Los tajamares se están secando, las lagunas desaparecieron y no hay forma de reponer el agua”, expresó.

Agregó que “no hay agua suficiente. Debemos compartir lo poco que hay con animales silvestres y el ganado”. En la estancia San Jorge disponían de dos lagunas. Una de ellas se secó por completo y la otra fue invadida por miles de yacarés que están por destruir la aguada.

El ganado se acerca a beber con recelo y todos los días se encuentran crías de cabras u ovejas que fueron atacadas por los yacarés.

Para dar de abastecer al ganado se debe recurrir a pozos artesianos y el agua no siempre es de buena calidad por la concentración de sal.

Y el uso intensivo de pozos genera otro problema: las napas freáticas se van secando y por la diferencia de presión la sal va subiendo a la superficie.

Alexis González dijo al respecto que “no tenemos otra alternativa salvo usar los pozos. Estamos sacando todo lo que podemos para salvar nuestros animales, pero ya hay pozos que se están secando”.

No hay agua suficiente y las pasturas se destruyeron por la sequía.

La única alternativa que tienen los productores es vender el ganado antes de que mueran por la sequía.

Esta es la realidad que vive hoy el valle del Pilcomayo, en nuestro Chaco.

Sin lluvias desde enero

Las últimas lluvias de importancia se registraron en el mes de enero pasado.

En el verano pasado, el Pilcomayo no ingresó en nuestro territorio y lo poco que se tenía de agua fueron resultado de las lluvias.

Esa reserva generada por las precipitaciones permitieron soportar los duros meses de verano, donde la evaporación fácilmente alcanza un 40 por ciento en los espejos de agua.

Vino el invierno y ya se sintió con mayor fuerza la carencia del Pilcomayo.

roque@abc.com.py

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