Un modesto agricultor pide la devolución de su propiedad

Sinforiano Escobar es un modesto agricultor de la colonia Andrés Barbero, San Pedro del Ycuamandyyú. En el afán de ayudar a sus compañeros a tener fuente de trabajo, donó a Petropar su propiedad de 14 hectáreas para que en ellas se instalara una planta alcoholera conforme les había prometido Sergio Escobar, expresidente de la petrolera. No se levantó la fábrica ni el agricultor puede hoy recuperar su propiedad.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2061

Cargando...

En noviembre de 2011, el titular de Petropar se reunió con los pobladores de la colonia para darles el esperado anuncio, luego de muchas gestiones de los colonos ante las autoridades regionales y nacionales: que la petrolera disponía de 55 millones de dólares para la instalación de una planta de etanol anhidro (alcohol para consumo en autovehículos). Pero, les dijo, había un problema: la institución no disponía de dinero para la compra del terreno. O sea, previeron todo, hasta la suma de 55 millones de dólares, pero ni un centavo para el asiento de la fábrica.

Les llamó la atención a los colonos –a quienes incluso se les mostró la maqueta de la alcoholera– que Petropar pensara en una fábrica, pero no en el sitio donde estaría ubicada. Había quienes pensaron que el anuncio se trataría de otra de las aventuras de Sergio Escobar. Otros pensaron lo mismo, pero querían poner a prueba la seriedad del proyecto. Para ello hacía falta que uno o varios colonos cedieran su propiedad. Quienes deseaban hacerlo no tenían la extensión mínima requerida ni en el sitio que fuese el más adecuado.

Fue en esto que el agricultor Sinforiano Escobar puso a disposición de Petropar sus 14 hectáreas. Al comienzo quería vender en la suma de 210 millones de guaraníes, pero le respondieron que Petropar no tenía dinero.

Ante esta situación, y con las ganas de que se instalara la alcoholera, Sinforiano Escobar donó su propiedad ante la certeza de que era el último trámite para que los pobladores de la colonia Barbero tuviesen un nuevo rubro agrícola: la caña dulce. Estaban seguros de que sus tierras eran suficientemente aptas para llevar adelante un nuevo emprendimiento que prometía dejarles algún dinero junto con la buena producción de cedrón.

Con la disposición del agricultor de donar sus tierras se cerraba el último trámite para que se invirtiesen en la colonia los 55 millones de dólares. Solo faltaba que firmase la transferencia a favor de Petropar.

El 21 de junio de 2012, Sinforiano Escobar Acosta, por escritura pública donó su propiedad a Petropar. La recibió el titular de la empresa, Sergio Escobar, quien expresó –según se lee en la escritura– que el inmueble donado se incorpora al patrimonio de Petropar, “manifestando que se encuentra en posesión real y efectiva del inmueble donado, a su entera satisfacción”. Al productor le pareció que si él tenía esas tierras por qué no cederlas en beneficio de sus vecinos. De lo contrario, le dijeron, no sería posible la fábrica, con lo que a varias comunidades se les impediría su ansiado desarrollo económico y social.

Esta idea solidaria –y también su propia conveniencia como agricultor– le empujó a dar el paso de donar sus tierras no obstante necesitarlas para algunos cultivos de renta y de consumo de los que pueda vivir junto con su familia. La fábrica, con una producción de 250.000 litros de alcohol, bien valía la pena ese sacrificio.

Con esta idea firmó el “compromiso privado de donación de inmueble (…) en forma voluntaria (…) sin condición alguna”. Más adelante leemos: “Motiva esta condición del inmueble el convencimiento de que la instalación de una planta industrial de fabricación del alcohol y derivados a base de caña de azúcar, por Petropar, beneficiará a mi país, mi comunidad y mi propia familia para un sustento digno y crecimiento económico considerable en todos los que circundamos la zona”.

Nunca el ahora expresidente de Petropar, ni quienes le sucedieron, aparecieron por la colonia Andrés Barbero para que explicasen qué pasó con el proyecto de los 55 millones de dólares que ya estaban disponibles –según se dijo a los colonos– para la planta de alcohol.

¿Estaba en el presupuesto 2012 de Petropar el dinero para la fábrica? Suponemos que sí. Entonces: ¿Qué pasó? ¿Dónde fueron a parar los 55 millones de dólares? Porque si no se había presupuestado, el titular de Petropar lo que hizo fue burlarse de las necesidades de los pequeños productores. En cualquiera de los casos, fue un hecho indigno de las autoridades de Petropar.

Desde hace dos años que Sinforiano Escobar Acosta procura recuperar su propiedad. En los inicios de sus gestiones le dijeron que tenía que poner un abogado. “Y yo, dónde voy a conseguir abogado si no tengo dinero para pagarle”, nos dice dolido cuando estuvimos en su casa de la colonia Barbero”.

Además, tengo que hacerlo en Asunción, cuánto me costaría viajar hasta la capital, porque no es solamente pasaje. Necesito esas tierras para trabajarlas, mientras tanto están allí sin producir. Yo no quiero entrar en ellas porque legalmente no son mías. ¿Y si me acusan de invasión de una propiedad pública?”.

Y luego agregó: “Yo confié en las palabras de las autoridades que vinieron a entusiasmarnos. Había sido que todo era mentira y aquí estoy pagando las consecuencias de esa irresponsabilidad, al igual que miles de mis compañeros agricultores que se habían preparado para plantar la caña dulce”.

La colonia Andrés Barbero se encuentra a 40 km de la capital departamental, San Pedro del Ycuamandyyú. Tiene una población estimada de unas 20.000 personas. Cuenta con 25 escuelas primarias y cinco colegios nacionales. El cedrón y el sésamos son algunos de los productos principales de la colonia. Pero claman por la producción de la caña de azúcar. “Será nuestra salvación, dicen, porque ocupará a miles de campesinos; la tierra es buena y queremos aprovecharla plenamente”.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...