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Siguiendo con la “saga de vergüenzas legislativas” cada vez más frecuente en Paraguay, basada en privilegios inmerecidos a los conocidos “nepobabies”, ni bien iniciaba el actual periodo parlamentario, se estrenaba un nuevo “episodio” de clientelismo. Esta vez con la actuación estelar del presidente del Congreso, Basilio “Bachi” Núñez (ANR, cartista), quien, a la par de sus colegas, está peleando fuertemente por llevarse el “Óscar” de la desvergüenza.
La información que tomó estado público no deja de asombrar a la ciudadanía, y nuestros políticos paraguayos no cesan en su intento de hundir cada vez más la confianza del pueblo paraguayo. Sin rubor ni pudor, se pudo constatar que en sus apenas ocho meses de mandato, el mandamás del Congreso procedió a nombrar en altos cargos directivos, con jugosos salarios que sobrepasan los 20.000.000 de guaraníes a mujeres bachilleres que apenas cuentan con la etapa escolar concluida, pero que ya ocupan cargos de alto mando dentro del Legislativo.
Un ejemplo de esta desfachatez, que atenta contra la meritocracia de universitarios dignos para el cargo, es el caso de Evelin Mabel González Amarilla, quien con su título de bachiller ocupa el cargo de directora de Recursos de la Información en la Dirección General de Ceremonial y Protocolo. Sería interesante conocer las atribuciones de tan pomposo cargo. La misma percibe una remuneración de nada más y nada menos que 23.697.700 guaraníes (Diario ÚH del 10/03/25), es decir, casi ocho salarios mínimos para alguien que, gracias a la mano generosa del “tío” Bachi, ha conseguido lo que probablemente ninguna otra joven paraguaya logra al culminar el colegio y recibir el título de bachiller. Si bien sobre la misma expresó recientemente el senador cartista en conferencia de prensa que posee título de contadora pública, no solo está obligado a mostrar a la ciudadanía el supuesto título universitario, sino también a explicar cómo una subalterna de la Dirección General de Protocolo puede ganar lo que ganarían con suerte dos médicos en nuestros hospitales públicos.
Otra mimada del titular del Congreso es Luz Fabiola Cardozo Amarilla, nombrada como directora de Convenios de la Biblioteca y Archivo Central; la misma goza del privilegio de percibir un salario de 23.697.700 guaraníes (Diario ÚH del 10/03/25) para una cómoda jornada laboral de 07:00 a 13:00. Pero lo más llamativo es que la mujer figura con el rango de Especialista II, para lo cual se requiere formación universitaria, requisito del cual al parecer carece la privilegiada. Es decir, el nombramiento de la misma es a todas luces irregular. Además, es para preguntarse cuántos “convenios” firmaría al año la Biblioteca del Congreso, aunque es probable que nuestros ilustrados parlamentarios se pasen gran parte de su tiempo leyendo y alimentando su intelecto en ese lugar.
A estas mujeres se suma Carmen Mariela Garcete de Segovia, quien figura con grado académico de bachiller y fue nombrada directora de Talento Humano de la Biblioteca del Congreso Nacional Augusto Roa Bastos, con una remuneración de 22.029.000 guaraníes (Diario ÚH del 10/03/25). Para completar el equipo de “bachi”lleres, también saltó a la luz el caso de Carolina Beatriz Soto Jara, quien fue acomodada en el cargo de jefa del Departamento de Difusión y Comunicación de la Academia Legislativa (otro ampuloso cargo cuyas atribuciones valdría la pena conocer). La misma figura en las planillas del Congreso con el grado de bachiller, aunque la categorizan como Profesional III, y percibe una remuneración total de 16.900.000 guaraníes. (Diario ÚH del 10/03/25).
Para coronar el despilfarro en el Parlamento, saltaron a la luz otras privilegiadas del “tío” Bachi, como Analía Brítez Aponte, cuyo salario trepó a casi G. 38.000.000, es decir, ganando casi lo mismo que su benefactor como presidente del Congreso. Estos salarios no reflejan en absoluto la realidad que deben sortear médicos, maestros, enfermeros, policías y otros que salvan vidas, arriesgan las suyas o se encargan de la educación de los niños y jóvenes de nuestro país.
Esto nos demuestra que estamos ante dos situaciones. Por un lado, el posible falseamiento de datos para generar el privilegio, consignando que estas mujeres reúnen los requisitos de “especialistas” o “profesionales” para lo cual se requiere título universitario, y por otro lado, desplazando a mujeres y hombres meritorios, quienes por “guapitos” con títulos no pueden acceder a cargos en la función pública si no presentan la papeleta de afiliación (que es la que abre puertas), como ya lo adelantaba el presidente Santiago Peña en un arranque de sincericidio o, tal vez, en un discurso recitado en una reunión donde la vergüenza parece no haber sido invitada.
Pero hay algo más grave aún, detrás de estos irregulares nombramientos y contratos a “bachi”lleres: ¿se están pagando favores políticos o de otra índole? Caso contrario no se explica por qué se hacen a un lado los requisitos para ocupar cargos de cierta categoría y se nombra a personas sin méritos requeridos y contraviniendo los reglamentos y manuales de funciones. Eso es lo que debiera importar a las instituciones encargadas de investigar hechos punibles o de prevenir el flujo de dinero mal habido.
No puede el presidente del Congreso, hombre en línea de sucesión directa al cargo de presidente de la República, pasar por alto los reglamentos que establecen requisitos para nombramientos en cargos de directorio y otorgar privilegios a “bachi”lleres sin estudios universitarios, coqueteando con la comisión de hechos como el tráfico de influencias u otros actos de corrupción y pasar de manera tan desapercibida por frente a la vereda del Ministerio Público o de la Secretaría de la Función Pública y no despertar siquiera curiosidad en algo que podría tratarse de una devolución de favores.
Hoy no solo indigna que jóvenes con excelente formación profesional queden desplazados del acceso a la función pública en igualdad de oportunidades como lo manda la Constitución Nacional, sino que preocupa que ya no exista un atisbo de vergüenza en nuestra fauna política para estrenar semana tras semana un nuevo capítulo de esta película de terror, a la que podemos titular “Corrupción”.